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Sección: Estado de Veracruz

Grace, el infierno

A pico y pala, todo el día, intentan reabrir camino para sobrevivir 

- El Escalanar, localidad de Chiconquiaco, en Veracruz, quedó incomunicada por el huracán

- Perdieron el único camino por el que llegan productos y mercancías

- Huevos y leche ya escasean; cobran hasta 500 pesos por llegar o salir del poblado

José Topete / Enviado Chiconquiaco, Ver. 27/08/2021

alcalorpolitico.com


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Un centenar de hombres de Chiconquiaco trabaja a marchas forzadas para liberar un camino destrozado por el huracán Grace en la localidad de El Escalanar.

A una semana de la tempestad, ninguno de los tres órdenes de Gobierno les ha brindado ayuda ni ha enviado maquinaria pesada.

“Trabajamos a pico y pala (…) pero habilitar nos llevaría un mes o un mes y medio”, explica Guillermo Portilla Alarcón, líder de la cuadrilla, quien destacó que por esta vía se surten de víveres El Escalanar y otros poblados como El Capulín y La Sombra.



Cientos siguen padeciendo los efectos de las lluvias torrenciales que dejó el huracán categoría 3, incluyendo a una decena de damnificados en esta localidad, quienes perdieron muebles, colchones, enseres domésticos y otras pertenencias cuando se quedaron en penumbras por el corte de la electricidad y un arroyo desbordado inundó sus casas la madrugada del pasado sábado 21 agosto.

Algunos campesinos perdieron cultivos, principalmente matas de café pero fueron los menos.

A la fecha, alimentos de la canasta básica comienzan a escasear. En tiendas de la comunidad se agotaron productos como los huevos y la leche: “El dinero no se puede comer”, lamenta un vecino, preocupado por la falta de comida para sus nietos.



La localidad, de 650 habitantes, se encuentra prácticamente incomunicada debido a que el camino que intentan liberar conecta con el municipio de Alto Lucero y la carretera hacia Xalapa. La otra vía de acceso que lleva a la cabecera municipal y a la carretera hacia Misantla también registra tramos afectados por pequeños deslaves en un trayecto de una hora si se realiza en vehículo particular.

Pero ningún taxista se atreve a cubrir la ruta completa desde la carretera Xalapa-Misantla hacia El Escalanar, viajando únicamente hasta los poblados vecinos de Huérfano y Los Naranjos, que están a una y dos horas de distancia si se viaja a pie por el camino empinado de la sierra.

Las camionetas de redilas que se usan en el servicio de taxi irregular —conocidas como “las piratas”— sí ofrecen el transporte rural únicamente dos veces al día, cobrando viajes especiales en 500 pesos.



En este pueblo de difícil acceso generalmente cada quien se vale por sus propios medios pero la situación “está más difícil” que nunca, según explican.

La excepción al temperamento habitual de los pobladores es la faena que realizan desde la mañana hasta la tarde. En la zona afectada por el deslave por horas se escuchan los picos partiendo piedras, las palas y los azadones removiendo el fango. Hay jóvenes, adultos y adultos mayores acarreando el lodo con lonas, arrojando pesadas rocas con las manos a un costado de la vía.

“Necesitamos ayuda del señor Gobernador; si es posible del Presidente de la República, ya que no tenemos apoyo y estamos trabajando abriendo nuestro camino a pico y pala; es el camino de mejor acceso para salir al municipio de Alto Lucero, por este camino entra la mercancía que mantiene vivas a estas comunidades”, dijo Portilla Alarcón a nombre de los trabajadores.



Mencionó que a una semana del desastre natural ocasionado por Grace agradecerían recibir despensas y maquinaria, pues prácticamente no hay forma de surtir de mercancías a esta y otras localidades de Chiconquiaco, lo que podría agravar el desabasto y ocasionar problemas.

“Aquí entra la mercancía que mantiene viva a El Escalanar, a El Capulín y La Sombra y sólo estamos trabajando a pico y pala”, reiteró, lamentando que no es la primera vez que trabajan por su cuenta para liberar la vía de un deslave, aunque en esta ocasión los daños fueron mayores.

Ataviados con gorras, sombreros y botas aprovechan que están en la temporada conocida localmente como “guayaba”, cuando no tienen trabajo en el campo debido a que no hay cosechas de café u otros cultivos.



"Por eso es importante el camino, porque hay gente que sale a otras comunidades a buscar para comer; estamos respondiendo los que estamos aquí. Hay piedra grande y a veces no tenemos ni una riata para jalar la piedra pero lo estamos haciendo".

“Hasta ahorita no tenemos ningún apoyo, ni del Gobierno Federal, ni del Estatal o del Municipal; hay una máquina del municipio destapando en otras comunidades pero en este camino no tenemos apoyo”, expuso el campesino.

AMLO prometió el apoyo que sea necesario



Los habitantes de Chiconquiaco lamentan no haber podido alcanzar al presidente Andrés Manuel López Obrador, durante su visita a Xalapa el pasado 25 de agosto, cuando el Ejecutivo aseguró que no habrá un “límite presupuestal” para apoyar a los afectados por los deslaves, deslizamientos e inundaciones registrados en Veracruz por el huracán.

Afirman que ninguna autoridad ha acudido para realizar un censo de los daños, aunque hay personas de escasos recursos que perdieron todo, incluyendo documentos oficiales, quienes también estuvieron cerca de vivir una tragedia cuando un arroyo se desbordó y la corriente pasó directamente sobre las casas.

Los damnificados todavía tratan de rescatar algunos muebles y ropa. Como pudieron los lavaron y los pusieron al sol, tomándoles días enteros remover el lodo de sus viviendas, aunque sus familiares se solidarizaron en la limpieza.



Agradecen que no hubo ninguna pérdida humana y eso que entre los afectados hay adultos mayores, incluyendo un discapacitado ciego a quien tuvieron que sacar de su cuarto entre varios hombres, cargándolo entre la corriente para ponerlo a salvo.

En entrevista, Antonia Vázquez Landa, quien vive con sus padres, sus dos pequeños hijos y su esposo, relató que la inundación comenzó abruptamente durante la madrugada. La fuerza que llevaba el agua fue tal que luego de que entró por los patios traseros, tuvieron que abrir puertas y en otras casas quitaron tablas de las paredes para que la corriente tuviera salida hacia la calle.

El aguacero era incesante y se encontraban sin electricidad, por eso trataron de salvar sus pertenencias usando las luces de sus celulares para alumbrarse. La mujer lamenta que se mojó todo lo que tenían dentro: zapatos, colchones, ropa, papeles, muebles.



"Como a las 12 de la noche empezó a estar bien feo, como a las 3 se salió el río y se empezó a meter; abrimos y se salió el agua pero ya estaba todo inundado”, relató la mujer de 36 años cargando a su bebé y visiblemente afligida.

Igualmente, señaló que al momento no se les ha ofrecido apoyo alguno para la recuperación de sus bienes o para siquiera asegurar la subsistencia de su familia en estos días.

"No nos han venido a dar apoyo ni nada. Ojalá puedan darnos una despensa, ropa, porque todo se enlodó, una poca la lavamos y colgamos pero la mayoría se perdió".



La mayoría de los afectados pertenecen a la misma familia y son vecinos, quienes no habían pasado por una situación similar, aunque años atrás se han registrado inundaciones en otras zonas del pueblo.