Nacida en la Ciudad de México, pero radicada en el puerto jarocho desde los 5 años de edad, Alejandra Contreras Casso López, es una joven abogada, egresada de la Universidad del Valle de México y que hace apenas unos días recibió de manos del presidente de México, Enrique Peña Nieto, el Premio Nacional de la Juventud 2015, por ser “impulsora de proyectos innovadores y colectivos con un liderazgo inspirador a favor de la conservación del medio ambiente en México”.
Su gran sueño era trabajar en las Naciones Unidas, en la Organización de Estados Americanos o en alguna embajada, así lo soñó desde la secundaria, pero con el tiempo se dio cuenta que para trabajar en el extranjero primero necesitaba conocer la realidad de su entorno.
Otros no pueden venir a señalar lo que a México le sucede si ni siquiera lo conocen, definió, y dijo que por eso ella con su equipo de colaboradores y amigos, anda de un lado a otro, sirviendo a los demás, pero sobre todo, buscando cambiar mentalidades, dando a conocer lo que sucede en Veracruz positivamente.
En entrevista para
alcalorpolitico.tv, la presidenta de la fundación
“Somos + Decididos”, contó cómo desde niña entendió que la solidaridad y el compromiso iban a ser parte de su vida, pero no sabía cómo canalizar toda esa energía y hoy es una joven que intenta no sólo modificar la cultura sobre el cuidado del medio ambiente en los jóvenes, sino en los distintos niveles de gobierno.
Su labor altruista nació junto con un grupo de amigos desde los 16 años de edad, cuando realizaban todo tipo de ayuda a la gente necesitada, pero pasó de ser sólo un pasatiempo a un compromiso.
“Fue ahí cuando decidí tener un grupo de jóvenes que pudiéramos hacer cosas diferentes, pero el reto era complicado, primero la edad; a los 17 fundo mi asociación civil y fíjate antes ni me gustaba hablar, me daba pánico escénico y ahora agarro un micrófono ni quién me lo quite… fundé esta asociación con la cual he podido ir incorporando a la gente que tiene la visión que tuve, sigo teniendo y que se va fortaleciendo, creo que eso es lo que como jóvenes tenemos que aprender, porque parece que nos la sabemos de todas todas, pero necesitamos ayuda para que las ideas se hagan realidad”, destacó.
Había que pasar, dijo, del asistencialismo a la solidaridad, a la participación ciudadana, de no sólo ver a la gente a la que darle el apoyo como caridad, sino para que crecer y desarrollarse de forma igualitaria.
De esta manera, la labor fue consolidándose y arrancó en el Valle y Cofre de Perote, así como en la Sierra de Zongolica, donde enseñaron a la gente a forrar los muros de sus viviendas con Tetra Pack que se recolectaba en escuelas, restaurantes y cafeterías y es así como participaron en la Iniciativa México 2011 que les dejó el lugar 11 de entre 45 mil participantes y un premio de 200 mil pesos, “que yo sentí que eran 2 millones de pesos”.
“Fue cuando yo empecé a creerme que era capaz de gestionar y tocar puertas para hacer realidad estos proyectos. En ese mismo tiempo el gobernador Javier Duarte me hizo entrega del reconocimiento
Talento Altruista que recibí a nombre de la asociación”.
Alejandra también forma parte del Patronato Educativo del Instituto Tecnológico Superior de Zongolica (ITSZO) lo cual conlleva un compromiso muy fuerte porque lo que la gente ve de la Sierra de Zongolica es aquel lugar de marginación; sin embargo, es también un nido de grandes talentos que le constan como una egresada de Sistemas Computacionales que hoy en día tiene un empleo en una de las empresas de innovación tecnológica más importantes del Estado.
“Ver tantos talentos es una de las preocupaciones y ocupaciones que nos involucra y el Tecnológico de Zongolica es uno de nuestros principales aliados”, destacó.
Pero el reconocimiento no se ha quedado a nivel local y es que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), han reconocido y apoyado con financiamiento sus ideas y todo ello la llevó a obtener el Premio Nacional de la Juventud 2015 de manos del presidente Enrique Peña Nieto el pasado 12 de agosto.
Alejandra enfatizó que la idea no es dejar un simple contenedor para depositar el aceite usado de cocina y pensar que con ello se está aportando al cambio de mentalidad, sino seguir trabajando en la formación de una cultura del cuidado del medio ambiente.
“Somos + Decididos” es el desayuno, la comida y la cena de Alejandra, es algo que le apasiona, por eso no toma descansos o vacaciones desde hace 5 años, pues una idea la lleva a la otra y a la otra; ella tiene la mente abierta para escuchar las críticas positivas y negativas a su trabajo, por eso es que ha llegado a donde ha llegado hoy en día.
El 12 de agosto, el Presidente les dedicó más tiempo del que marcaba el protocolo y durante el recorrido le bromeó muchas veces sobre su estatura y más aún porque ese día que recibió el distintivo llevaba tacones y se notaba mucho la diferencia, todo eso es lo que para ella vale la pena, sus desvelos, sus desmañanadas, “te apasiona tanto que te dedicas en tiempo y alma a este tipo de acciones”.
Lo que sigue para Alejandra y su pandilla no es emprender nuevos retos, sino consolidar los objetivos planteados en
Somos + Decididos, pues sólo se han podido notar dos de cinco acciones.
Han entregado lentes a niños de bajos recursos, están trabajando en un programa de salud bucal, pero también están motivando a niños y jóvenes deportistas para que se sientan identificados con los equipos profesionales del Estado y para ello la directiva de Los Rojos del Águila de Veracruz, equipo de la Liga Mexicana de Béisbol, ha aportado su granito de arena.
Dependencias estatales como la SEDEMA, la Subsecretaría de la Juventud, el Instituto Veracruzano del Deporte, entre otras, han apoyado e impulsado las acciones de la fundación, fue ahí donde opinó que el gobierno nunca va a poder resolver todas las problemáticas sólo así como tampoco la sociedad sola podrá cumplir sus expectativas, “porque necesitamos conjuntar los esfuerzos, no duplicarlos”.
Su labor la ha acercado a la ONU en México a través de un programa en Incidencia en Políticas Públicas, además la asociación que preside firmó un convenio en mayo pasado en Nueva York.
“Siempre me ha gustado aprender y por eso no me desaniman las dificultades que hemos encontrado, la gente no cree en los jóvenes, la gente no cree en las causas sociales legítimas como este tipo de cosas que nosotros estamos haciendo. La apatía de los jóvenes por las causas de interés común y la excesiva burocracia para obtener algún tipo de apoyo, no sólo económico, de capacitación, técnico, hace que los proyectos se alenten, por eso este debe ser un ejemplo para la sociedad, pero también para el gobierno, para que vean que sí se pueden hacer las cosas de la manera adecuada a pesar de las dificultades”, subrayó.