Justo a las 20:30 horas, los edificios públicos en la zona del centro de Xalapa apagaron sus luces. En primer lugar lo hicieron en el Palacio Municipal, posteriormente en el Palacio de Gobierno, aunque allí se observaron encendidas algunas luces.
En la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) casi todas las luces se apagaron, quizá a alguno se le olvidó apagar las del tercer o cuarto piso, pero en general cumplieron. En la Biblioteca Carlos Fuentes definitivamente no cooperaron, allí permanecieron todas las luces encendidas, cubículos y pasillos, quizá hasta los baños.
¿Por qué lo hicieron? Porque hoy se efectuó “La hora del planeta”, en la que participaron más de 100 países en 172 territorios del mundo.
Y en la Plaza Lerdo y en el Parque Juárez, dos nutridos grupos de habitantes de la ciudad participaron en esta actividad, en un afán de contribuir de algún modo a que la tierra respire.
“Falta mucho”, reconoce el empresario y presidente de la fundación “Nueva Era, México actual”, Raymundo Hernández Salas quien informó que sólo en tres países del mundo se han tomado en serio el combate al cambio climático: “Uganda, en donde hay medidas serias para el cuidado de los bosques, en Finlandia en donde han intensificado las medidas para el cuidado del Ártico y en India, en donde ya hay esfuerzos muy precisos para crear energía solar, de ahí en fuera en muchos de los países aún se sigue batallando”, dijo.
Mientras conversa, asegura que en algunos lugares de la ciudad la gente apagó las luces de su casa, pero cree que es necesario que se intensifique la cultura del cuidado del medio ambiente, pues es lamentable que al día de hoy, el hombre siga dependiendo de la energía contaminante.
Y de no hacerse algo podrían ocurrir cosas peores que la surada que azotó a gran parte del estado hace apenas 10 días o una caída de granizo como la de hace un tiempo en la capital, en donde cayeron pedazos de hielo del tamaño de rocas: “Es urgente, porque si no, nos acabaremos el planeta y nos destruiremos”.
Lamentó que en la agenda de los políticos no haya ninguna propuesta para incrementar el cuidado del planeta y ello es decepcionante porque precisamente la gente deposita su confianza en los políticos: “Y no debiera ser. Todos esos políticos que se han hecho inmensamente ricos a costa del pueblo algún día entenderán que todo ese dinero que tienen en sus manos no se puede comer”.
En el Parque Juárez, otro nutrido grupo, encendía veladoras. Ellos pertenecían a la “Embajada mundial de activistas por la paz” auspiciada por William Soto Santiago.
“Es importante iniciar con esto, por lo menos con una hora, pero si el proyecto llevaba a que lo hagamos más seguido estaremos aquí, estaremos presentes cada que se requiera, necesitamos sumar esfuerzos para cuidar nuestro planeta”, dijo Martha Ruth Cabrera Trejo, quien forma parte de la embajada que preside internacionalmente el doctor William Soto.
Para cuidar el planeta se requiere del esfuerzo de los políticos, empresarios, maestros, familias y de los niños: “Sobre todo con éstos últimos, para promover el cuidado del planeta”.
Mientras el grupo apaga las veladoras, para evitar que la cera se quede pegada al piso del parque, muchas personas se acercan a informarse sobre lo que está ocurriendo. Algunos bajan la cabeza y reconocen que se han hecho dependientes de la luz, el gas, del teléfono y saben de la urgencia de cuidar el planeta.
“Nos estamos acabando las riquezas naturales y tenemos que actuar”, reconoció un abogado de nombre Luis Martínez, quien anda de visita en la capital y que pensó que los vendedores de ramos, postrados en las escalinatas de la Catedral de Xalapa, también formaban parte del activismo de los dos grupos ambientalistas.
Los grupos se dispusieron a retirarse, esperando una nueva convocatoria y de nueva cuenta, reconocen que es urgente hacer algo para evitar los efectos del cambio climático.