“Pelear por estatuas y héroes en el siglo XXI es un sinsentido”: Ricardo Teodoro

“Pelear por estatuas y héroes en el siglo XXI es un sinsentido”, expresó el historiador y maestro en didáctica de las Ciencias Sociales, Ricardo Teodoro Alejandrez, luego de ser cuestionado en referencia a la colocación en la Plaza Bicentenario de la efigie del expresidente de México, Porfirio Díaz.

De igual forma, agregó que en la actualidad son otras las lecturas del pasado y se tiene que entender en esa línea.
 
Indicó que es sano que se den polémicas como la que ha generado el tema de este monumento, que se develará el próximo 1 de septiembre, pero siempre y cuando se canalicen en el ámbito de la educación y del diálogo.
 
Aunque consideró que sí faltó un poco de consenso social, antes de decidir la instalación de esta efigie “el tema del Porfiriato, en particular en Orizaba es más sensible que en el Puerto de Veracruz, allá hay una visión diferente de la figura de Porfirio Díaz”.
 
Agregó que la percepción en la región Centro no es igual que en otros sitios de la entidad, porque aquí se dio el movimiento obrero; sin embargo, acentuó que se debería estudiar el origen, sus repercusiones y reconocer la importancia de la lucha obrera como una reacción emergente de una clase media que nació en el seno del Porfiriato.
 
Dejó en claro que los veracruzanos no pueden olvidar las relaciones que en particular tuvo el Estado con el régimen, “tenemos un exgobernador ahí, Teodoro A. Dehesa, muy cercano a la figura de Díaz y por lo tanto beneficiario en buena medida, es decir, tuvo la puerta abierta en Chapultepec para poder gestionar apoyos que se vieron cristalizados en la modernización del Puerto de Veracruz o en el desarrollo industrial de Orizaba”.
 
Asimismo, apuntó que es necesario separar y comprender en su justa dimensión a Porfirio Díaz y el periodo de la historia denominado como Porfiriato “hay que diferenciar que cualquier régimen, incluso los post revolucionarios tuvieron sus lados positivos y negativos. En este caso Díaz tiene un saldo a favor en el terreno económico, cultural y un déficit en el social; se trata de hacer esos contrastes desapasionados, no estamos ahorita para confrontaciones estériles”.
 
El también docente de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana, invitó a que se entienda bien este periodo de la historia, bajo una visión de que sí hubo progreso económico que se manifestó en el desarrollo urbano y material, pero no en el social “por eso el clamor de la Revolución era la justicia social, ¿y ahora cuál es el eje del discurso político?: el desarrollo social. No estamos edulcorando sino matizando esos contrastes que son parte de la historia, porque de la Revolución podemos decir lo mismo que del Porfiriato”.
 
Finalmente, dijo que este tema obliga a que la gente se informe más y a despojarse de las propias pasiones, dejar de broncear la historia y acercarse a las lecturas de la academia considerando todas las dimensiones.