Con ansiedad y emoción, miles de jóvenes presentan examen de admisión UV

Desde muy temprano continuaron llegando jóvenes no sólo de Xalapa sino de municipios aledaños para presentar el examen de admisión de la Universidad Veracruzana, incluso algunos de otros estados con la esperanza de lograr obtener un espacio en ésta Casa de Estudios.

Había jóvenes que mostraban su nerviosismo y todavía repasaban sus libretas y apuntes de cursos que tomaron meses atrás para este momento y así asegurar un espacio.

En la calle, antes de comenzar el examen, una familia formó un círculo y tomados de la mano empezaron a rezar, habían acompañado al joven de 18 años, Juan Luis, el único en la familia que ha tenido oportunidad no sólo de tener estudios universitarios, sino de tener hasta el momento el bachillerato.

Su padre, un albañil y su madre una mujer que se dedica a limpiar casas ajenas, sólo estudiaron la primaria para aprender lo básico y ponerse a trabajar para ayudar en el sustento familiar por lo que tuvieron que dejar truncadas sus aspiraciones de tener una profesión y una mejor vida.

"A mí mis papás no me preguntaron si quería seguir estudiando, al terminar la primaria a los 12 años me pusieron a trabajar, aprendí el oficio de mi papá, igual que todos mis hermanos y desde entonces no he dejado de trabajar, yo no quise eso para mis hijos, mi esposa y yo nos hemos esforzado para darles estudios, mi hija está en la secundaria y mi hijo si pasa este examen será el primero de la familia que estudie la Universidad, será abogado si dios quiere", dijo Antonio Hernández, padre de Juan Luis Hernández.

Al final de la oración le dieron cada uno su bendición y muchas recomendaciones, los sueños de todos estaban en ese joven que de llegar a aprobar el examen sería el primer universitario y futuro abogado de la familia.

Para Juan Luis al igual que para muchos otros ingresar a la Universidad Veracruzana es su única oportunidad de estudios dado que la situación económica no les permite ingresar a una escuela particular donde las mensualidades superan los mil pesos mensuales, sin contar lo que requieren para pasajes, libros, copias y demás y con ese dinero o comen o estudian.

En la puerta de las facultades los jóvenes hacían fila para pasar por un filtro donde les pedían su registro y su identificación.

Afuera los comerciantes hacían negocio vendiendo lápiz, goma, sacapuntas y calculadora para aquellos despistados que se habían presentado sin nada.

También se acercaban a los jóvenes y padres de familia promotores de universidades privadas para que consideren ésta como una segunda opción en caso de que no pasaran el examen, incluso les prometían becas del 50 por ciento.

Mientras tanto los padres se quedaban afuera nerviosos y con la esperanza de que sus hijos sean uno de los poco más de 17 mil estudiantes que recibirá la Universidad Veracruzana este año.