Reina la inseguridad en el fraccionamiento La Pradera; en Xalapa, denuncia

Es para mí muy grato poder dirigirme a usted y enviarle un afectuoso abrazo deseando de todo corazón que el año nuevo esté lleno de éxitos como lo han sido hasta ahora a través de este portal en el que la voz de la sociedad tiene eco.
 
Haciendo justamente uso de ese portal, este viernes quiero hacer del conocimiento de todos nuestros amables lectores la preocupante y alarmante situación que se está viviendo en el fraccionamiento La Pradera, localizado en los límites de Xalapa y Emiliano Zapata, donde tiene a bien tener su departamento y hogar de nuestra familia.
 
Es conocimiento de todos los vecinos, que en el Fraccionamiento mencionado están sucediendo cosas alarmantes.
 
Todo empezó bastante bien, teníamos tranquilidad y había mucho orden, sin embargo, eso se ha ido transformando al grado de haberse vuelto un lugar incomodo para vivir.
 
Se sabe diariamente que existen robos a departamentos y casas, cada día hay un nuevo reporte de robo, en el que descaradamente se llevan todo en camiones de mudanzas a plena luz del día.
 
Se ha perdido la tranquilidad y reina la incertidumbre entre todos los que a base de mucho esfuerzo y dificultad podemos hacernos de nuestras pequeñas cosas, no de lujos, pero sí de lo mínimo para tener una vida más o menos digna, a la que gente sin escrúpulos llega a tomar eso que tanto nos ha costado conseguir.
 
Es alarmante que el fideicomiso que está encargado de la seguridad y mantenimiento "CONVIVES" no esté tomando cartas en el asunto y no se tenga ninguna garantía de seguridad.
 
Sabemos que la situación es muy difícil en general, sin embargo, en nuestro Fraccionamiento está proliferando sin medida y eso que mensualmente pagamos una cantidad para que se garantice seguridad.
 
Tenemos vigilancia privada, no obstante, es un secreto a voces que ellos mismos están coludidos con la corrupción y la delincuencia.
 
Sabemos que a los vendedores ambulantes como eloteros, etcétera, les cobran una cuota los mismos vigilantes para poder vender.
Son vigilantes altamente carentes de capacitación y capacidades para poder afrontar cualquier situación correspondiente a su puesto.
 
Personal que deambula entre los departamentos y casas con un radio a todas horas, medianamente uniformados, con zapatos mocasines sin calcetines que si sucede algo, no estaría en condiciones siquiera de perseguir corriendo a un posible malhechor.
 
Personal con todas las limitaciones intelectuales y físicas, incapaces de afrontar una situación de peligro o de enfrentamiento con algún delincuente, vulnerables completamente a coludirse con el crimen y contribuir a la ola de robos que se están cometiendo.
 
Estamos pagando para que gente vigile nuestros departamentos y casas e informen a quienes cometen actos ilícitos o ellos mismos los cometan.
 
CONVIVES ha perdido el control y exigimos que tome las riendas de inmediato, ya que no es gratis o un favor, sino una obligación.
 
¿Con que seguridad dejamos a nuestros hijos en casa? ¿Con que confianza podremos ver y dejar en sus manos nuestra seguridad a esos pseudo vigilantes carentes de preparación, presencia, capacitación, comunicación, actitud de servicio? (ojo, no se interprete una posible discriminación, esa no es la intención, es responsable aclarar que la indignación y denuncia es sobre poner gente que carece de las capacidades en puestos que no puede desempeñar correctamente).
 
Invito a todos los vecinos que como yo y muchos más están siendo afectados por esta incertidumbre, a que hagan uso de este medio y que de antemano agradezco por manifestar esta exigencia, misma que de no ser escuchada tomaremos medidas drásticas como cerrar los accesos del Fraccionamiento, impedir el paso a estos pseudo vigilantes y exigir la renuncia de quien se encargue de contratar servicios de seguridad tan limitados y altamente carentes de lo que supuestamente proveen.
 
Definitivamente sé que mis palabras no gustarán a más de uno, por lo que solicito su apoyo para que mis datos sean omitidos por completo, pues corro el riesgo de ser nuevamente agredido por la delincuencia (sea que lleve o no uniforme).