La historia de los Mártires del 28 de Agosto de la exfábrica de San Bruno tiene varias versiones; sin embargo, todas se basan en los problemas sindicales, mismos que derivaron en la quiebra y cierre de la factoría.
La historia oficial -escrita en un libro por los propios obreros pertenecientes al sindicato que operó después de la tragedia- relata que el móvil del suceso fue el robo, pues la mañana del 28 de agosto entraron a la fábrica unos ladrones con la intención de perpetuar un asalto; se llevaron telas y de igual modo a 12 obreros; uno de ellos encargado de la fábrica y un joven que no tenía nada que ver y que sólo se encontraba en el lugar por otras circunstancias.
Los ladrones salieron de la fábrica con rumbo a la Luz del Barrio y al llegar a Naranjillos, antes de Rancho Viejo, asesinaron a los obreros con armas de fuego.
Sin embargo, la versión de los extrabajadores se fundamenta en la misma historia pero con algunas adecuaciones y detalles políticos, del crimen organizado y sindicales.
Los extrabajadores que aún viven en la zona y quienes prefirieron omitir sus datos relataron que efectivamente el móvil fue un robo pero ellos consideran que fue aparentado.
Y es que destacaron que la mañana del 28 de agosto de 1924, a las 9 de la mañana, llegaron grupos armados que entraron a la fábrica, los delincuentes pertenecían al grupo criminal y delictivo de esa época denominado "La mano negra", cuyos líderes eran Cruz Arenas, Miguel Ángel Alarcón y David Franzoni, quienes a su vez eran comandados y se presume enviados por Marcial Montano Segura, el supuesto líder de esta agrupación.
Se cree que el verdadero motivo por el cual los integrantes del crimen organizado entraron a la fábrica fue para acribillar a los líderes e integrantes del sindicato del Movimiento Obrero pues se había conformado una agrupación de trabajadores radicales con línea comunista bolchevique ya que pertenecían a una filial del Partido Comunista, denominada Central Comunista de México.
El sindicato ya había avanzado con la integración de su grupo cultural, de comisiones, la agrupación de mujeres Rosa de Luxemburgo y el Socorro Rojo; agrupaciones con propaganda comunista en contra de Adalberto Tejeda, el entonces gobernador del Estado con aspiraciones a la Presidencia de la República.
Ante estos hechos, los extrabajadores señalan que en aquella época se habló de un posible acuerdo entre los dueños de la fábrica y el Gobierno del Estado pues prácticamente se permitió la entrada a los integrantes de "La mano negra" para desintegrar el sindicato y aunque se llevaron a un español encargado de la empresa, fue el único sobreviviente que extrañamente relató que se pudo escapar de los criminales cuando pidió permiso para ir al baño.
"Eso es ilógico, nadie creyó eso. Nosotros lo que pensamos es que la intención era acribillar a los compañeros que estaban haciendo crecer el sindicato de obreros; había acuerdo con los dueños porque desde ese sindicato que primero perteneció a la CROM y posteriormente a la CROC, se negociaban diputaciones, regidurías, cualquier puesto en el Ayuntamiento, igual que ahorita".
Uno de los entrevistados agregó que el entonces gobernador, Adalberto Tejeda, ya había otorgado 400 hectáreas de la hacienda Molino de Pedreguera pues se trataba de obreros que se habían distinguido por defender los derechos de la clase trabajadora y el Mandatario estatal en un inicio los apoyó para tratar de mantenerlos tranquilos.
Aunado a estos hechos políticos se agrega que las primeras víctimas de aquel supuesto robo, fueron Honorio Rodríguez, viejo luchador de la agrupación quien al intentar salir de la fábrica fue acribillado a balazos en el interior de la factoría.
Fidencio Ocaña, miembro del Sindicato de Obreros Panaderos de la ciudad de Xalapa, que en esa hora se dirigía a realizar su entrego rutinario, fue asesinado a tiros y puñaladas frente al Edificio Social del Sindicato; dos trabajadores campesinos más fueron asesinados frente a la presa de agua.
Después de estos actos que definieron como "atroces", los delincuentes procedieron a capturar a José Hernández, secretario general del Sindicato; Francisco Moreno, tesorero del Sindicato; así como a Alberto Calderón, Ezequiel Alatriste, Manuel Hernández, Isauro Sánchez, Ignacio Viveros, Isidoro Avendaño y Armando Ramírez, todos integrantes del sindicato.
A todos ellos los sacaron de la fábrica y obligaron a cargar la ropa y objetos extraídos de la factoría; al emprender la retirada y pasar por las casas en el punto denominado “La Bolsa”, un joven de nombre Herón Pérez, salió a ver lo que pasaba y sólo por ese acto se le obligó a sumarse con los obreros secuestrados.
Después de golpes y vejaciones los trabajadores fueron llevados a un lugar conocido como “Plan de Naranjillo”, donde se les obligó a cavar sus propias sepulturas. Posteriormente formaron a cinco obreros al borde de cada una de las fosas y los mataron con arma de fuego.
Después del secuestro, pasaron 11 meses para que se encontraran los cuerpos en las fosas ubicadas en Plan de Naranjillo y fue en 1925 cuando el mismo sindicato ya con líderes "oficiales", decide nombrar mártires a los obreros; de ahí la creación de la colonia Obrero Campesina con las calles y nombres de cada uno de los obreros asesinados.
"Cuando aplacaron a los obreros, después de los de los mártires, sembraron el terror ya nada fue igual, ya sólo había líderes que estaban bien alineados pero ese suceso marcó a la fábrica, a los trabajadores y a quienes todavía vivimos en esta zona".
En este sentido, puntualizaron que Enrique Cerón tomó el sindicato aún rebelde hasta 1932, pero con menor impacto y en ese mismo año, toma la Secretaría General Melquiades Ruiz, a quien señalan de alinear el sindicato con el gobierno.
Después de todo esto, el sindicato fue controlado e incluso utilizado hasta con prestanombres.
En 1935, Melquiades Ruiz, Roberto Celis y Ponciano Villalba manejan la agrupación de obreros y otorgan poder a caciques como Isóforo Cortez, quien inicia la supuesta "donación de terrenos" que habían ganado con la lucha sindical.
"Ellos donaron terrenos que tenían en la Avenida Xalapa, el de la ahora escuela Normal Veracruzana y parte de lo que ahora es la Unidad Magisterial, ahí inició el saqueo de todo lo que se había logrado".
Posteriormente surgen los nuevos valores jóvenes, quienes se quedaron con el sindicato de una fábrica textil que ya no era productiva.
Fue Silvestre Bustamante Martínez quien continuó con la venta de los bienes del patrimonio sindical de San Bruno, incluso después del cierre de la fábrica en 1990.
Oficialmente el 1 de mayo de 1991 cierra el sindicato y se crea la Comisión Liquidadora del Patrimonio sindical a cargo del mismo Silvestre Bustamante, quien permaneció en la comisión durante 23 años pues tan sólo hace 3 meses se vendió el último bien sindical, un edificio que durante esas dos décadas se rentaba a la Universidad Veracruzana y a la Orquesta Sinfónica de Xalapa para sus ensayos.
De todas las ventas que se realizaron no se otorgó nada a los agremiados, incluso se depuró la lista para beneficiar sólo a algunos, de tal modo que existen extrabajadores, viudas y pensionados que no recibieron nada por la venta del patrimonio del sindicato, esto a pesar de que durante todos estos años continuaban pagando sus cuotas sindicales.