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Sección: Estado de Veracruz

Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (VI)

- El continuo engaño de gobiernos de Morena, inclinará el voto hacia la oposición real, no ficticia

- Dos Bocas logrará producción máxima hasta 2028, pero 40% menor a lo prometido y ya prevalecerán los combustibles limpios

- En esta elección los jóvenes tendrán la decisión sobre el futuro para México

Víctor A. Arredondo 23/05/2024

alcalorpolitico.com

La vergonzante tendencia a mentir de los gobiernos emanados de Morena nos remite a los peores tiempos del priismo, cuando no existían partidos de oposición oficialmente reconocidos, sistemas de contrapeso ciudadano, división de poderes, auténticas soberanías estatales ni rendición de cuentas públicas. Morena quiere regresar a México a esa condición retrógrada en la que el gobierno controle las elecciones, las medicinas, el dinero de programas sociales y pensiones mediante sus propios bancos; donde no haya oposición partidista, órganos autónomos que vigilen el servicio y patrimonio público o medios de comunicación y periodistas con opiniones divergentes; donde los legisladores representen al gobierno y no a la ciudadanía y con un Poder Judicial maniatado para encarcelar sin juicio a los opositores y blindar a los aliados delincuentes. AMLO y Morena hablan de combate a la corrupción y nos preguntamos: ¿cuántos corruptos han sido enjuiciados y encarcelados?, ¿a cuántos gobernadores y políticos corruptos se les obsequió un puesto diplomático, cargo público o impunidad, a cambio de ceder el poder a Morena?, ¿y cuál ha sido la alianza, por cierto, ya no tan encubierta, entre la política y el crimen organizado?

Si ha habido en este sexenio obras onerosas, opacas y contrarias al bienestar social y ambiental, a la rendición de cuentas y a la rentabilidad financiera de la inversión pública es la de Dos Bocas, a cargo de quien, ahora, AMLO desea imponernos como gobernadora de Veracruz. No sólo porque su costo inicial de 8 mil millones de dólares ya rebasa los 20 mil millones de dólares, sino porque de acuerdo al pronóstico de agencias internacionales especializadas, Dos Bocas logrará su operación a medias en el 2026 y hasta dentro de cuatro años (2028), alcanzará su máxima producción (que sólo representará un 60% del volumen prometido de combustibles).[1] A ello se añade el que su construcción esté basada en contratos de sospecha fraudulenta y a que cuando sus combustibles contaminantes salgan al mercado, éstos serán penalizados por regulaciones internacionales que incentivarán los procesos productivos limpios y el consumo de biocombustibles y gasolinas procesadas con base en hidrógeno y etanol sintético. Por donde se vea, este proyecto de costos multimillonarios para el país, construido en una zona proclive a inundaciones, tiene repercusiones nacionales funestas, derivadas de un capricho presidencial sin bases objetivas y de una coordinación ejecutiva deficiente e irresponsable. ¿Es ese el perfil de gobernante que deseamos en Veracruz para resolver nuestros enormes desafíos y dar buen cauce a la prosperidad individual y colectiva?

Es conocido y entendible el rechazo histórico de los jóvenes por participar en las elecciones. Este fenómeno surgió en México desde el siglo pasado, cuando prevalecía el unipartidismo (al grado de que en 1976 hubo una “elección” con José López Portillo como único candidato) y las elecciones eran totalmente controladas por el propio gobierno. ¿Qué sentido tenía votar bajo esa condición de simulación que los jóvenes solíamos ridiculizar como “democracia a la mexicana”? Gracias a la oposición política derivada de la inconformidad social por los resultados de la elección presidencial de 1988, a mediados de los noventa, el gobierno se vio obligado a trasladar el manejo del proceso electoral a un órgano ciudadano autónomo (antes IFE y ahora INE). Debido al embate del actual partido en el poder contra el INE, con la intención de regresar el manejo de las elecciones a los sótanos oscuros de la burocracia gubernamental, y que al no lograrlo ha intentado “colonizarlo” con políticos afines, los ciudadanos necesitamos participar masivamente y cuidar las elecciones de cualquier intromisión gubernamental o del crimen organizado.



En esta elección los jóvenes serán cruciales porque el voto duro de ambas opciones electorales ya está prácticamente definido y el porcentaje del padrón electoral juvenil marcará la diferencia. Se trata de una decisión entre el regreso al sistema político mexicano sustentado en la precariedad y la dependencia de la población a un gobierno que no empodera a sus propios ciudadanos mediante educación, salud, alimentación e infraestructura pública de calidad o un gobierno que actúa de manera decisiva para lograr que cada mexicano sea dueño de su destino, en un entorno comunitario armónico, sustentable y digno. Hay quienes piensan que la promesa de entrega de dinero es suficiente para convencer a quienes aspiran a un futuro promisorio. La realidad es que regalar dinero es la forma más fácil de gobernar; porque lo que urge, lo verdaderamente desafiante, es mantener los programas de apoyo social con el acompañamiento de acciones que mejoren las condiciones de educación y de empleo, de acceso a vivienda en entornos seguros, limpios e infraestructura digna, así como a espacios y programas de esparcimiento vivificante y convivencia inspiradora. A final de cuentas, se trata de que el éxito de un gobierno se debe medir a partir del éxito y calidad de vida de cada ciudadano. En Veracruz no necesitamos que nos vengan a gobernar de fuera y, menos, por quien no nos genera confianza. Es el tiempo del protagonismo juvenil y su decisión será clave para el futuro de México.