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Columnas y artículos de opinión
Kairós
Veracruz: el discurso de los machos 'Broncos'
Francisco Montfort Guillén
7 de octubre de 2015
alcalorpolitico.com
Los desfiguros de la clase política veracruzana tienen de plácemes a los medios de información. Encajan bien con el escándalo como forma privilegiada de venta de noticias políticas. Los titulares resultan fáciles de armar. Poco importan las notas que los respaldan. Los mensajes están asegurados para sus receptores. Los gritos cabríos de los Broncos en potencia de hoy, son los titulares simultáneos de las redes y los portales y las notas centrales de la prensa escrita del día siguiente.
 
Los escándalos aseguran ventas y audiencias. La historia es repetida todos los días. Los miedos y los berrinches de un grupo son convertidos en chismes y en retos lanzados a los cuatro vientos. El día a día político es seguido con morbo y un animado interés por conocer cuál será el siguiente desliz, la próxima tontería, la nueva bravata, el siguiente desquite, la próxima amenaza. Y las respuestas también son esperadas con angustias, o con la esperanza de que sea propinada una gran bofetada al oponente. Si fueran payasos de barriada, las mejillas de estos políticos estarían rojas e inflamadas de tanto golpe.
 
El circo político despierta morbo, más que formación política. La gran farsa sigue caminando, llena los espacios de la discusión pública sin que aparezca en el horizonte la mesura y la inteligencia en los debates. El enfermizo modo con el que son comentados los problemas locales es el mejor espejo de la tontería que anida en las cabezas de estos charlatanes de la política.
 

Y conforme pasa el tiempo los graves problemas de la vida pública veracruzana quedan enterrados bajo estas diatribas insultantes del buen gusto y la inteligencia. Los círculos de aplaudidores de estos payasos de segunda alientan con su apoyo servil la gracejada envuelta en muecas, que esconden las virtudes de la risa. Los comediantes se ven envueltos en duelos que levantan la voz en medio de la sosería de indigentes sandungueros.
 
En una sociedad con altos índices de analfabetas reales, de analfabetas funcionales, de estudiantes y maestros iletrados, de mayorías reacias a la lectura estos comediantes de la irresponsabilidad se entretienen con descalificaciones sobre el adversario, que los describen más a ellos que a quienes van dirigidos sus insultos, sus diatribas, sus malas artes. Mientras, esta sociedad sin formación académica, sin experiencia ciudadana es decir, sin vivencias políticas, preocupada más por encontrar comida sana, trabajo bien pagado, escuelas de calidad, servicios médicos dignos vive de espaldas al espectáculo circense de sus políticos. A ninguno de los ciudadanos bien nacidos pueden interesarle las machincuepas simiescas de sus llamados dirigentes.
 
La sociedad veracruzana sabe que sus expectativas por mejorar su vida cotidiana están canceladas. Ningún político se encarga de hacerlas realidad. Por eso trabaja día a día, sin descanso. También está consciente de que con los actuales dirigentes y su grupo de poder, su situación seguirá siendo un desastre. Y tal vez la sociedad quisiera cambiar el rumbo de su vida y configurar un presente menos adverso y crear un futuro prometedor. Lo que no tiene al alcance de sus conocimientos, de sus posibilidades de acción son los instrumentos para realizar el cambio. Y no puede tenerlos porque durante toda su vida sólo ha conocido una sola sopa, un único mole servido por el mismo grupo de meseros que, hoy testimonia, se dan hasta con la cubeta sin respaldar el motivo real de sus pleitos de comadres: su ambición por llegar al poder.
 

El cambio social requiere de conocimientos políticos. Aunque a los ojos siempre sorprendidos de quienes viven los cambios, éstos aparecen inclusive por motivos casi baladíes, en realidad la verdadera transformación de una sociedad exige vivir varias experiencias políticas que dejen en los ciudadanos conocimientos sobre el accionar de los mecanismos de poder. Sólo a toro pasado es posible entrever y calificar el momento de una ruptura, de una desviación que conlleva un cambio social. Son más las ocasiones en que se conjeturan los cambios, que las veces que en realidad suceden.
 
Esta fue la historia de la sociedad mexicana con el gobierno federal. Las grandes quiebras nacionales provocadas por los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo fueron insuficientes para arrojar al PRI del poder. Y aunque ahora se aprueba por mayoría que el punto de quiebre nacional fue el Movimiento Estudiantil de 1968, quienes lo vivimos tuvimos todavía que conocer del terrible sexenio de Miguel de la Madrid, la destrucción de la ciudad de México en 1985, el gran fraude de 1988 en contra de Cuauhtémoc Cárdenas, las sucesivas reformas democráticas (desde 1977 hasta 1997), la muerte de Luis D. Colosio, el alzamiento guerrillero de los neo-zapatistas de 1994 y la nueva quiebra de 1994 con el error de diciembre, más el gobierno de Ernesto Zedillo, para que fuera posible la alternancia.
 
Tal vez estas cuestiones están o forman parte de los cálculos de la clase política veracruzana y su grupo dominante para comportarse con toda frivolidad, pues calculan que la sociedad veracruzana ni está deseosa ni preparada para la alternancia. Parece no importarles que sus comportamientos, es decir, sus comicidades, convertidas en tragedias para los ciudadanos, los puedan arrojar del disfrute <<de todo el pinche poder>>. Ellos saben de la inexperiencia ciudadana de triunfos memorables de partidos opositores y por lo tanto miran con desdén las posibles conductas de rebelión democrática que puede llevar a cabo la ciudadanía veracruzana.
 

La mayoría de los veracruzanos desconoce los graves fraudes cometidos en las elecciones de 2004 y 2010. No por <<silenciosos>> fueron menos desastrosos, para la sociedad veracruzana, esos comicios fraudulentos. Esa ilegitimidad de origen convirtió a los gobernadores en huérfanos sociales, usurpadores cuya falsa conciencia la trataron de acallar con desmesuras que convirtieron a sus gobiernos en las fuentes de las mayores aberraciones, de los peores desmanes públicos sostenidos por la impunidad y alimentados por la corrupción.
 
En esta <<inexperiencia>> política de la sociedad veracruzana ha jugado un papel clave la <<prensa>> veracruzana. Su falta de libertad ha favorecido la falta de formación política de los ciudadanos. No me refiero a la censura de ciertos artículos y autores. Creo que en este sentido nadie puede quejarse de una represión plena. Más bien pienso en que los principales medios y los periodistas más famosos se dedican a jugar los juegos del poder. Casi todos los días sirven de mensajeros, ya a favor de alguien, o en contra de algunos. Es decir, el problema es la debilidad del pensamiento libre, que debe sostener a todos los medios de comunicación, para plantear a sus lectores puntos de vista maduros, inteligentes, razonados escritos bajo el imperio del libre pensamiento y autonomía respecto al poder político. Balances críticos respecto del poder que pueden o no coincidir con los que desea el gobernante en turno, pero que obedezcan al ejercicio pleno de la libertad de opinión, para que el lector y quienes los rodean tengan diferentes opiniones sólidas en que fundamentar sus comentarios.
 
Difícilmente una sociedad bien informada mantendría en el poder, como la veracruzana, al partido que durante los últimos tres sexenios la hundió en las profundidades del subdesarrollo social y económico, del desprestigio nacional, de la desintegración de las instituciones. Una sociedad bien informada exigiría cuentas a sus gobernantes y exigiría aclaración y el castigo a los desmanes financieros, a los actos de corrupción, al surgimiento de las desmedidas fortunas que han acumulado unos cuantos funcionarios. Y reprobaría su gestión provocando la alternancia partidaria hasta encontrar el partido, los hombres y mujeres que la ayuden a salir del atolladero.
 

No obstante estas dificultades, el presente ofrece la oportunidad a los veracruzanos de sacudirse el mal gobierno y terminar con las declaraciones y los discursos de los machos bravíos, los <<Broncos>> que lanzan desafíos retóricos a cambio de plantear los verdaderos problemas y las soluciones que requiere Veracruz para dejar atrás estos días aciagos. Es el chance para los partidos de oposición, en primer lugar, para el PAN. Sí, el de Miguel Ángel. ¿Por qué no?