28 de septiembre de 2015
alcalorpolitico.com
A un año de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa en Iguala. El descontento social no cede y las instituciones del estado enfrentan una crisis política como nunca antes vista en México, en general, las marchas y protestas fueron relativamente tranquilas, pero, el descontento social prevalece en el ánimo de los mexicanos convertido en memoria histórica.
Miles de estudiantes, organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles, defensores de derechos humanos y ciudadanos marcharon por las calles del país, incluso, en el extranjero, para recordar el trauma del acontecimiento sucedido en Iguala. También como en el caso del Distrito Federal, se observaron infiltrados y algunos ataques a comercios de la ciudad.
Los detractores del movimiento en pro de la verdad sobre aquellos, lamentables, hechos subrayan que la justicia llegó a su tope y que el caso está resuelto y superado por declaraciones de solución, que no se han podido demostrar y cuyos actores principales, las autoridades mexicanas, guardan silencio en el afán de que la violencia ejercida contra los 43 jóvenes quede como un hecho pasajero y se archive en el olvido.
Sin embargo, recurrir a la memoria histórica del suceso, hace un año, trae a la luz más injusticias y la violencia que no paran en las ciudades de México, donde continuamente, se enfrentan a ella los ciudadanos sin garantía de que se apliquen actos de justicia y seguridad.
El balance total sobre si está bien o no, que el pueblo mantenga las protestas y las manifestaciones contra algo que casi es imposible de reconciliar, es decir, para muchos analistas el regreso de los muchachos normalistas es un sueño imposible de alcanzar.
Pero, la permanencia de la búsqueda de la verdad, con esas protestas y manifestaciones, es un recordatorio constante para que las autoridades se decidan a realizar actos más justos ante una ciudadanía que siente que la crisis política del país agobia a los mexicanos.
La participación de estudiantes y ciudadanos, en los descontentos contra los actos de autoridad del gobierno, son cada vez más recalcitrantes y ponen en tensión la poca paz social que queda en los centros urbanos.
Por ello el pueblo necesita de respuestas puntuales del gobierno, no de forma represiva ni con más violencia para fomentar el dialogo con los ciudadanos.
Las instituciones de procuración de justicia y las entidades investigadores deben actuar con mayor compromiso para que las pesquisas sobre los hechos violentos tengan respuestas verdaderas, que haya transparencia e las investigaciones y disminuya la inseguridad, más justicia y protección a las víctimas.
No se puede convencer al pueblo de que no pasa nada cuando las cosas que pasan son evidentes, los 43 estudiantes quizás no regresen nunca con sus padres, pero el recuerdo de su desaparición y exigencia de que se aclare su destino es un acicate para el Gobierno, sus instituciones y sus autoridades de que otro hecho similar no lo quieren vivir, nuevamente, los ciudadanos de este país.
Mantener las protestas y manifestaciones por la desaparición de los estudiantes es una lucha, también, contra el olvido o “carpetazo” de que el caso Ayotzinapa está resuelto. El olvido de las víctimas no olvida la violencia e inseguridad, mucho menos la injusticia que sufren los familiares y los agravios que sacuden a los mexicanos.
Los mexicanos quieren un país justo, seguro, con instituciones que no caigan en las negativas sin sustento. Los desaparecidos nos recuerdan en gran adeudo que el gobierno tiene con este país cuando hablamos de justicia y seguridad.
Suburbio 1
Ha sido bien recibido el proyecto del puente peatonal que dará acceso a los estudiantes de la zona universitaria con la USBI, sin embargo, sería estupendo que la UV ayude al Ayuntamiento y a los estudiantes y vecinos de la colonia isleta y otras para cruzar exactamente donde están los semáforos, sería de gran ayuda para los que a pie van hacia las oficinas de Protección Civil, USBI, Caminos, etcétera.
[email protected]
Miles de estudiantes, organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles, defensores de derechos humanos y ciudadanos marcharon por las calles del país, incluso, en el extranjero, para recordar el trauma del acontecimiento sucedido en Iguala. También como en el caso del Distrito Federal, se observaron infiltrados y algunos ataques a comercios de la ciudad.
Los detractores del movimiento en pro de la verdad sobre aquellos, lamentables, hechos subrayan que la justicia llegó a su tope y que el caso está resuelto y superado por declaraciones de solución, que no se han podido demostrar y cuyos actores principales, las autoridades mexicanas, guardan silencio en el afán de que la violencia ejercida contra los 43 jóvenes quede como un hecho pasajero y se archive en el olvido.
Sin embargo, recurrir a la memoria histórica del suceso, hace un año, trae a la luz más injusticias y la violencia que no paran en las ciudades de México, donde continuamente, se enfrentan a ella los ciudadanos sin garantía de que se apliquen actos de justicia y seguridad.
El balance total sobre si está bien o no, que el pueblo mantenga las protestas y las manifestaciones contra algo que casi es imposible de reconciliar, es decir, para muchos analistas el regreso de los muchachos normalistas es un sueño imposible de alcanzar.
Pero, la permanencia de la búsqueda de la verdad, con esas protestas y manifestaciones, es un recordatorio constante para que las autoridades se decidan a realizar actos más justos ante una ciudadanía que siente que la crisis política del país agobia a los mexicanos.
La participación de estudiantes y ciudadanos, en los descontentos contra los actos de autoridad del gobierno, son cada vez más recalcitrantes y ponen en tensión la poca paz social que queda en los centros urbanos.
Por ello el pueblo necesita de respuestas puntuales del gobierno, no de forma represiva ni con más violencia para fomentar el dialogo con los ciudadanos.
Las instituciones de procuración de justicia y las entidades investigadores deben actuar con mayor compromiso para que las pesquisas sobre los hechos violentos tengan respuestas verdaderas, que haya transparencia e las investigaciones y disminuya la inseguridad, más justicia y protección a las víctimas.
No se puede convencer al pueblo de que no pasa nada cuando las cosas que pasan son evidentes, los 43 estudiantes quizás no regresen nunca con sus padres, pero el recuerdo de su desaparición y exigencia de que se aclare su destino es un acicate para el Gobierno, sus instituciones y sus autoridades de que otro hecho similar no lo quieren vivir, nuevamente, los ciudadanos de este país.
Mantener las protestas y manifestaciones por la desaparición de los estudiantes es una lucha, también, contra el olvido o “carpetazo” de que el caso Ayotzinapa está resuelto. El olvido de las víctimas no olvida la violencia e inseguridad, mucho menos la injusticia que sufren los familiares y los agravios que sacuden a los mexicanos.
Los mexicanos quieren un país justo, seguro, con instituciones que no caigan en las negativas sin sustento. Los desaparecidos nos recuerdan en gran adeudo que el gobierno tiene con este país cuando hablamos de justicia y seguridad.
Suburbio 1
Ha sido bien recibido el proyecto del puente peatonal que dará acceso a los estudiantes de la zona universitaria con la USBI, sin embargo, sería estupendo que la UV ayude al Ayuntamiento y a los estudiantes y vecinos de la colonia isleta y otras para cruzar exactamente donde están los semáforos, sería de gran ayuda para los que a pie van hacia las oficinas de Protección Civil, USBI, Caminos, etcétera.
[email protected]