Aunque tal como la conocemos ahora la biotecnología, tiene menos de medio siglo de desarrollo, en realidad los seres humanos hemos trabajado con ella por cientos de años. Desde los procesos de fermentación para producir cerveza y vinos, pasando por los de fabricación de quesos, hasta la producción de pan usando levaduras -las cuáles son nada más y nada menos que hongos microscópicos-, podemos ver que nuestros antepasados -y nosotros mismos actualmente- nos hemos dedicado a la biotecnología desde hace mucho. Incluso el descubrimiento y la producción de uno de los antibióticos más importantes de la historia de la medicina, la penicilina, fueron posibles a procesos que podemos clasificar como biotecnológico, pues Alexander Fleming descubrió que la sustancia producida por el hongo Penicillium mataba cultivos de bacterias.
 
Así la biotecnología ha estado presente en aspectos importantísimos de la historia de la humanidad y con el conocimiento que hemos adquirido sobre biología molecular, bioquímica y genética en el último siglo, cada vez contamos con más herramientas para poder aprovechar mejor los procesos en los que participan organismos vivos que son de nuestro interés, ya sea para fines de alimentación o de salud.
 
Por esta razón es que la revista Scientific American -editada en EUA desde hace 170 años- cada año hace una revisión de los avances en esta área del conocimiento. La edición de este año se dedicó especialmente las personas que hacen posible la biotecnología: “los visionarios que continúan reformando la biotecnología -y el mundo-”, incluyendo una lista de las 100 personas más influyentes en este campo. (1)

 
Para hacer esta lista, los editores de la revista invitaron a decenas de líderes en biotecnología y ciencias de la vida a que hicieran sus nominaciones para elegir a quiénes ellos consideraban como más influyentes en el desarrollo del campo; ya sea contribuyendo desde el área académica o de la industria, con financiamiento o desarrollando políticas públicas relacionadas e incluso aquellos que han participado en la creación de leyes y regulaciones al respecto. Así consiguieron un total de 400 nominados, de los cuáles por votación, se seleccionaron finalmente 100. Y entre esas cien personas que están haciendo que la biotecnología avance en el mundo está un científico mexicano, que trabaja en México.
 
El Dr. Luis Herrera Estrella, Ingeniero en Bioquímica egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que realizó una maestría en ciencias también en el IPN, en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y luego un doctorado en genética de plantas en la Universidad de Gante, Bélgica y que es actualmente Director del Laboratorio Nacional Genómica para Biodiversidad, del Cinvestav, ubicado en Irapuato. (2)
 
Las líneas de investigación del Dr. Herrera Estrella están relacionadas con la secuenciación de genomas de plantas y microorganismos, aplicando ese conocimiento al desarrollo de semillas genéticamente modificadas, utilizando tecnología totalmente desarrollada en México y que pueda aplicarse a las condiciones de los cultivos de nuestro país.

 
Al respecto de los organismos genéticamente modificados -también llamados transgénicos-, el Dr. Herrera Estrella, hace un breve comentario, que se incluye en la edición de Scientific American: “debido a la falta de información y la oposición de grupos antitecnología, su potencial no se ha alcanzado a completar. Los cultivos genéticamente modificados reducen los costos de producción y los impactos ambientales negativos de la agricultura, reduciendo el uso de agroquímicos”.
 
Esto no es un hecho exclusivo de México, pues los cultivos transgénicos son motivo de controversia y prohibición en muchos países, a pesar de que no existen evidencias de que causen daños a la salud.
 
El mismo Dr. Herrera Estrella, en una estrevista que le hicieron durante el Congreso Anual de Biotecnología en Salamanca, España, este mismo año, (3) dijo que la oposición a los transgénicos: “...es una mezcla de factores de tipo sentimental y de tipo político, más que una cuestión técnica. Muchos estudios han mostrado que los alimentos transgénicos son iguales que los tradicionales ni mejor ni peores [...] en algunos casos son mejores porque si evitamos el uso de pesticidas o el uso de herbicidas, el alimento va a estar menos contaminado que uno tradicional”.

 
Sobre la objeción sentimental, el Luis Herrera reflexiona considerando que tiene que ver con la impresión que existe de que ciertas empresas quieren imponer el consumo de alimentos transgénicos sin dar opciones al consumidor, visión que se fortalece desde el punto de vista político de oposición a los monopolios. Es cierto que sólo existen en el mundo unas cuantas empresas dedicadas a la venta de semillas transgénicas, pero el hecho de que existan tantas restricciones para su producción es lo que fortalece esos monopolios: “Cuánto más estrictas son las regulaciones para aprobar los productos que salen al mercado, más costoso es su desarrollo...”, y concluye el Dr. Herrera-Estrella: “en el futuro necesitaremos aumentar la producción de alimentos y reducir el impacto ambiental de la agricultura y tenemos que hacerlo cultivando la misma superficie cultivable, así que tenemos que echar mano no sólo de los transgénicos, sino de todas las tecnologías posibles.”
 
Comentarios y sugerencias a: [email protected] y en twitter: @paux_gr
 
(1) En la siguiente página se puede descargar completa y de forma gratuita la edición de Scientific American. The Worldview 100: http://www.scientificamerican.com/wv/assets/2015_SAWorldView.pdf

 
(2) Página de Langebio-Cinvestav:
http://www.langebio.cinvestav.mx/
 
(3) Entrevista realizada al Dr. Herrera Estrella, en julio de 2015:
http://www.dicyt.com/noticias/la-oposicion-a-los-transgenicos-no-es-tecnica-es-politica-y-sentimental