Lo asegurado por el Fiscal General de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, que "la gran mayoría de desapariciones en Veracruz no están ligadas a algún delito, sino a ausencias voluntarias… cuando se habla de esto cualquier persona piensa que se trata de un secuestro, levantón, lo cual no necesariamente es así", es un claro insulto a la memoria de los miles de veracruzanos asesinados o desaparecidos; es una burla del dolor de las familias que sufren por un ser querido. La problemática de la violencia e inseguridad sigue siendo tan grave que las excursiones de fin de cursos de las escuelas se convirtieron en pesadilla para niños y jóvenes, por ser blanco fácil y atractivo para los delincuentes.
 
Remodelación de escasos mercaditos municipales; pavimentación de algunas calles –unas cuantas cuadras-; banquetas; una que otra remodelación de obra y párale de contar. Es la realidad de Veracruz, de una administración gubernamental decadente, en pleno ocaso, en la que no se construyó obra pública; únicamente obra privada de funcionarios y ex funcionarios, al por mayor.
 
Es lo que se puede observar: nuevas y lujosas mansiones con garajes llenos de autos de lujo; apertura de grandes negocios de diversos giros; ranchos con clima para el ganado, centros comerciales, antros; fuertes inversiones personales, realizadas en nuestro estado, en el país y en otros continentes; producto todo del enriquecimiento ilícito, del saqueo desenfrenado a las finanzas públicas de los veracruzanos.
 

¡Cuánto a que no acaban ni siquiera la Torre Pediátrica!
 
Le puso cantidad a la apuesta, uno de dos veracruzanos que forman parte de la estructura gubernamental federal en el altiplano con los que platicábamos. En el análisis minucioso que ambos hacían, muy enterados a detalle sobre los miles de millones de pesos que ha dispuesto la administración estatal de Veracruz, no concuerda definitivamente con la ausencia de obra pública; no existe una justificación real que sea válida y aceptada.
 
Se comentaba de los pendientes que se vienen arrastrando desde que inició el primer periodo de administración de Fidel Herrera Beltrán, hace más de diez años; son demasiados.
 

Una de las obras que debería haber sido prioritaria, pero que se ha aplazado, olvidado, es la famosa Torre Pediátrica, hoy conocida por el resignado ingenio jarocho como “Torre Geriátrica”, por todos los años que han transcurrido sin concluirla.
 
En la charla se afirmaba que esta obra se ha convertido en un ícono de la corrupción y la insensibilidad de la clase política hacia los infantes. Es inexplicable el hecho que en otras entidades se continúan inaugurando modernos hospitales de especialidades para niños, otros para mujeres, en una misma ciudad; mientras que en Veracruz no son capaces de terminar una sola obra tan necesaria como es la Torre Pediátrica, abandonada desde la pasada administración estatal; que a pesar de haberle destinado todos los recursos económicos, se desconoce en que fueron aplicados, como se ha ventilado en televisión nacional.
 
Desde hace 10 años y medio, la ciudadanía sigue soportando todos los estragos que ha causado el atraco a las arcas estatales. Numerosas afectaciones en salud, educación, medio ambiente, etcétera.
 

La apuesta, con un toque de ironía, la pactaron entre ambos funcionarios.
 
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