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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
La aplicación silenciosa del reglamento
Francisco L. Carranco
13 de julio de 2015
alcalorpolitico.com
Insiste don Edmundo Martínez Zaleta en postergar la aplicación del nuevo reglamento de tránsito porque este personaje, el director de Tránsito y Vialidad, sabe que existe un riesgo social muy grande que puede rebasar los límites de la tolerancia de la ciudadanía.
 
Por lo tanto, como ya se ha manifestado en algunas ocasiones, pareciera que en este momento existe una indefinición sobre la aplicación de las nuevas reglas, sin embargo no es así, de hecho las reglas establecen que hay que circular con el absoluto respeto a la ley, pero, el problema es que, cuando se viole el reglamento con una infracción, lo que está en duda es la aplicación de la multa no la aplicación de las reglas.
 
Este tipo de dudas sobre el precio de la infracción hace que el ciudadano no crea en las instituciones y, obviamente, en las leyes, mucho menos en las autoridades que tienen el albedrio de sancionar y en qué magnitud a los que transgreden la ley.
 

Los puntos de vista del ciudadano son en razón de que la Ley de Transito es imperfecta porque contiene varios yerros legales y en su conjunto representa un instrumento arbitrario en donde la aplicación y cobro de multas causan terror a los automovilistas, porque también, hay que decirlo, la ausencia de información da paso a la incertidumbre y a la suspicacia de los ciudadano que no se detiene a pensar que deben respetar la ley en lugar de estar pensando como evadir la multa.
 
La ciudad apenas tiene, se dice, sin poder verificar, 70 agentes de tránsito o sea nada; que se están capacitando nuevos agentes y policías viales, puede ser, pero quien garantiza que, efectivamente, se apegarán a la Ley para salvaguardar los derechos humanos tutelados constitucionalmente.
 
Hay algo que no acaba de estar bien. Por ejemplo y regresando a la aplicación de las multas, por ahí dijeron los expertos que las multas contenidas en el reglamento están sobre la media nacional y se equiparán a ciudades como Monterrey, Guadalajara y Puebla, entre otras, donde las condiciones económicas son diferentes, pero, no se puede comparar los ingresos de un trabajador, burócrata o empleado de esas ciudades con la precariedad de los sueldos en este estado.
 

En este momento los ciudadanos no saben con que, en caso de violentar el reglamento, tarifa será aplicada la multa sí con el viejo reglamento derogado o con la nueva tarifa del reglamento vigente pero sin efecto porque se está evaluando la aplicación y su costo social.
 
Pero también, como siempre, la reglamentación se aplicará en forma silenciosa obligando a los ciudadanos a aceptarla, cada infracción es un hecho particular en donde hay dos actores el agraviado y el que comete la falta, aclaro, que estamos pensando en los automovilistas con vehículos particulares.
 
Una buena propuesta sería que cando el equipo de agentes de tránsito, policías viales y autoridades debidamente preparados estén listos para ser buenos árbitros y conscientes de lo que representa el reglamento, inicien una campaña de concientización para que, todos los ciudadanos, generen, por una parte, el manejo responsable, eviten el exceso de velocidad, respeten la señalización y lean o conozcan el reglamento de tránsito para saber cuándo se están violando las normas.
 

Los peatones deben de conocer también la nueva disposición de la autoridad estatal que aplica normas para la circulación sobre banquetas y calles; los peatones deben de aprender que las normas regularán el tránsito peatonal, también y que se observa desde el reglamento como medida preventiva, entonces aquí la autoridad debe comprometer a al peatón y a los automovilistas a cumplir las Leyes bajo ese conocido refrán muy socorrido que a la letra dice “…bajo advertencia no hay engaño”.
 
Por otro lado y la tarea más difícil para la autoridad, los oficiales de tránsito y la policía vial es “someter” a la fauna más peligrosa que circula por las calles en todo el estado de Veracruz y que son los choferes del servicio público de transporte, principalmente, los taxistas y motociclistas de comercios con atención a domicilio, que prácticamente son la antítesis del reglamento, ya que cotidianamente cometen al día 15 ó 20 infracciones sin que nadie les diga nada.
 
Para dar un ejemplo siga usted a un taxista, escoja al que quiera y dedique un poco de tiempo en seguirlo y se dará cuenta de todas las tropelías que cometen en una ruta, permanece como constante la violación al reglamento con el exceso de velocidad, pasarse las luces del semáforo la preventiva imprimiendo más velocidad y la roja obligando a los otros automovilistas a detenerse súbitamente ante la posibilidad del accidente, pero, también rebasan por la izquierda, se detienen a subir pasaje o bajarlo en cualquier lugar de las calles, dan vuelta en lugares prohibidos, el manejo temerario bajo el falso concepto de aprovechar el tiempo.
 

Los motociclistas y choferes del servicio urbano no “cantan mal las rancheras” avasallando a los automovilistas y peatones en las ciudades, todo esto y otras cosas más pasan ante la ausencia de los oficiales de tránsito que no se ven por ningún lado ni los policías viales, obviamente, no las autoridades del ramo.  
 
El balance final de la aplicación o no del reglamento de la Ley de tránsito en las ciudades del estado de Veracruz está muy por arriba de la idiosincrasia de los ciudadanos que, en lugar de proteger y salvaguardar los derechos del ciudadano, parece una herramienta coercitiva que agrede la economía de la sociedad que no tendrá opción más que aceptar la aplicación silenciosa del reglamento por el miedo que da ser víctima de los feroces agentes de tránsito y las multas exorbitantes.
 
Suburbio 1
 

Mientras eso pasa, los accidentes continúan y el autoritarismo del reglamento permanece como amenaza, insisto, a la economía popular.
 
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