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Columnas y artículos de opinión
Kairós
Yo Jefe Voto Anulado de Gran Nación Desencantada
Francisco Montfort Guillén
27 de mayo de 2015
alcalorpolitico.com
Desde 1997 en que las elecciones han influido realmente sobre la configuración del poder político (propiamente el fin formal del monopolio priista) ninguna elección ha revestido la importancia de la actual. Claro que la importancia de su antecesora la supimos a posteriori. Poco importa. La cuestión central es que mientras la elección de 1997 tuvo como fortaleza a los partidos, en estos comicios el actor central es la sociedad civil.
 
Digamos, para no exagerar, que en 2015 puede dar inicio la contención de los poderes de los partidos (alguien la llamó ya <<la partidocracia perfecta>> en La Jornada, Veracruz) por parte de los votantes. Como en ninguna otra elección los comentarios de la opinión pública y de la opinión publicada coinciden: <<todos los partidos son iguales y no hay a quien irle>>. Esta es precisamente la gran ventaja que tienen ahora los ciudadanos. Frente al descrédito de todos los partidos y frente al desencanto por la actuación del gobierno federal los posibles resultados para formar la cámara de diputados se tornan inciertos realmente. A tal grado es el desconcierto, que las casas encuestadoras publican sus resultados, pero los directores de las empresas demoscópicas, cuando comentan en un medio masivo de comunicación sus evaluaciones, no dejan de advertir que las mismas pueden ser contrarias a lo que arrojen los comicios el próximo 7 de junio.
 
Tal vez no cambien los tres primeros lugares en cuanto a los partidos. Pero es posible que sus votaciones no sean las que esperan los dirigentes o las que auguran las encuestas. Lo cierto es que ahora, en la opinión publicada, aparecen cada día más informaciones orientadoras por parte de organizaciones de la sociedad civil (IMCO; México Avanza; etc.). En los diarios son publicados reportajes que dan cuenta del rechazo a los candidatos (sobre todo del PRI) por parte de los ciudadanos, lo mismo en ejidos, colonias populares, mercados y por supuesto entre las clases medias y medias altas. No deja de ser interesante que en un encuentro promovido por las cúpulas empresariales de Xalapa con los candidatos a diputados federales no se presentara ni la candidata del PRI…ni los ciudadanos. La reunión parecía más propia de un club que reúne amigos que un acto político de la trascendencia de dicho evento.
 

La visibilidad de las características por las cuáles los ciudadanos rechazan a los partidos y a sus candidatos se ha transparentado en estas elecciones. El rosario, no, mejor: la cadena infinita de malas prácticas <<políticas>> que utilizan partidos y candidatos tiene fastidiado no sólo a la ciudadanía. Los mismos candidatos no alcanzan a cuidar los detalles por los cuales son impugnados por sus contrincantes. La batalla de demandas y contrademandas legales también fastidia a los funcionarios del INE y a los jueces de los tribunales. Estas batallas tienen cansados a los ciudadanos que ven la actuación de los candidatos y sus equipos; leen o escuchan las noticias sobre sus malos antecedentes personales o profesionales, ciudadanos que se enteran de las trapacerías de los políticos que los medios de comunicación hacen, precisamente, visibles, y agrandan el escándalo.
 
Seguramente estas elecciones serán las más controvertidas judicialmente. No son pocos los candidatos que esperan ganar en los tribunales, ya que sus fuerzas no les dan para obtener el triunfo en las urnas. Esperan que sus rivales ganen por menos de cinco puntos porcentuales para demandarlos por rebase de topes de campaña, delito en el cual todos los candidatos de partido incurren. Y mientras tanto, utilizan las demandas legales para agotar a sus rivales, para hacerles perder tiempo, para acotar su libertad de movimiento. Este sobreesfuerzo legaloide repercute sobre la imagen de los partidos que aparecen como entes rijosos, envueltos en conductas ilegales sin fin, tramposas y cínicas.
 
A estas cuestiones debemos considerar las violencias que se viven en estas campañas. Aunque muchas de ellas específica y geográficamente localizadas, las violencias de los comicios con muertes violentas de candidatos, secuestros, entrega ilegal de mercancías con el fin de comprar votos, conductas inadecuadas y declaraciones desafortunadas de los candidatos refuerzan, como un todo, la mala imagen nacional de los partidos y hacen sentir a las poblaciones que las elecciones son inútiles, improductivas, estériles.
 

Las malas noticias incluyen las conductas sobre los gobiernos estatales, que se han auto-constituido en verdaderas instituciones electorales, pues actúan como proveedores de insumos, como estructuras organizadoras de votantes, como vigías de conductas que pueden castigar a los votantes que no se ciñan a sus mandatos, como fuerza directiva de las decisiones de los tribunales. Desde hace tiempo las estructuras gubernamentales han sustituido a las estructuras y a los militantes partidistas en estas tareas de organización y coacción de los votantes para mantener y/o aumentar los llamados <<votos duros>>.
 
En estos pleitos partidistas las autoridades del Instituto Nacional Electoral han sido subidas al ring y no en condición de referees. Las ilegalidades de estas campañas incluyen una novedad: las grabaciones ilícitas, ilegales de conversaciones privadas de candidatos y de… autoridades electorales. Las llamadas campañas negras o negativas que en México prefieren ser llamadas <<guerras sucias>> existen en todos los países que organizan elecciones democráticas. Pero en esta ocasión el recurso de las escuchas ilegales en México ha sido constituido en un recurso sistémico, en una prueba de autenticidad de malas conductas: las que revelan los contenidos y las mismas grabaciones. Las filtraciones son toleradas a pesar de que los periodistas y radioescuchas, televidentes, internautas y lectores saben de su origen ilegal. Importa menos esta condición de ilegalidad que el contenido, jocoso o serio, de las llamadas. Jamás se investiga quién hizo la intervención ilegal de las llamadas y tampoco se investiga sobre la verdad de sus contenidos. Su finalidad es desprestigiar al sorprendido en su privacidad y bajarle los votos o su prestigio o su legitimidad como autoridad o como candidato.
 
Es en este torbellino de <<malas nuevas>>, en el cual los ciudadanos desencantados del sistema, que ellos mismos ayudaron antes a crear, pretenden ahora darle la espalda. Promueven el abstencionismo, o la anulación del voto. Sus razones no son políticas. Parten de un supuesto moral: la superioridad de la sociedad civil (de ellos mismos) sobre la sociedad política. Su desencanto es en todo caso ético, pero no político. Olvidan que lo importante en este momento es dejar que el presidente cuente con una mayoría para hacer <<su real gana>> y hacer las leyes a su modo y de acuerdo a su proyecto de gobierno; o en sentido contrario, conformar una mayoría opositora, que si bien debe ayudar a que las leyes de apoyo a las calificadas como reformas estructurales, salgan adelante, debe estar conformada para construir otros criterios que reflejen los diversos puntos de vista de una sociedad plural como la mexicana.
 

La prueba está en el proyecto de leyes anticorrupción. De no ser por grupos de la sociedad civil y el Partido Acción Nacional, las actuales leyes hubieran sido mutiladas de acuerdo a los intereses del grupo gobernante. La presión ciudadana organizada, la opinión publicada y la opinión pública exigían un marco regulatorio de avanzada, perfectible, por supuesto, pero que no retrocediera ante las peticiones gubernamentales y del grupo de legisladores del PRI. Esta manera de estructurar las leyes debe permanecer por el bien del país. Mientras no contemos con un régimen semi presidencial o semi parlamentario, la historia nos señala que los mayores males provienen del poder mayoritario que se comporta como absolutista. No sólo en la presidencia de la república.
 
Es necesario examinar los casos en donde nunca ha habido alternancia política y sigue gobernando el PRI desde el siglo pasado; o el caso del Distrito Federal, en donde el peor enemigo del PRD ha sido su monopolio del poder desde 1997. Nuestra historia señala que debemos procurar la separación de poderes, los contrapesos, el respeto a la autonomía de los órganos con ese estatus, la conjunción de diversos puntos de vista en el diseño de las leyes. En verdad los promotores del voto nulo, en blanco o del abstencionismo hacen mal al país y mal a ellos mismos. Tenemos estos partidos y a estos debemos de poner en orden y bajo el poder de la sociedad. Y esta enorme tarea únicamente la conseguiremos diseñando instituciones con reparto de poderes, con división de funciones, con autonomía individual de los funcionarios e institucional respecto del poder al que sirven. Ningún jefe antiguo (Toro Sentado o Parado); ningún cacique; ningún presidente pre moderno; ningún gobernador medieval puede regir, él solo, los destinos de una sociedad que ahora empieza a vivir el empoderamiento de las organizaciones de la sociedad civil y el despertar cívico de los ciudadanos.
 
El gran desafío de la ciudadanía es transformar la democracia con métodos democráticos. Las candidaturas independientes, a pesar de tener todo en contra, se han abierto paso en medio de la <<partidocracia perfecta>> y esa será la gran lección de este proceso electoral. La aparición del candidato regiomontano apodado El Bronco es la novedad nacional. En Veracruz se registró el mayor número de candidaturas independientes. El trabajo de Eduardo Jaramillo es encomiable, más allá de los resultados de la próxima jornada electoral. Más democracia con métodos democráticos, con votos válidos que legitimen protestas ciudadanas, no solo el poder de los elegidos. Esa humilde pero gran tarea debe ser realizada por verdaderos electores. No por los desmoralizados ex militantes de izquierda que por capricho o falsa superioridad moral, llaman a anular votos, a <<votar en blanco>> anulando así el método básico de los procesos electorales.