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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Votar o no votar
Francisco L. Carranco
25 de mayo de 2015
alcalorpolitico.com
Quedan menos días para la elección del 7 de junio, las campañas y los candidatos se hacen más notorios por su ausencia que pareciera que, ellos y los partidos, le apuestan más a la inercia, mejor que a las propuestas y al convencimiento tradicional para que el ciudadano vote.
 
Acostumbrados, en otra épocas, al derroche y saturación de propaganda, en la sociedad se despertaba un interés relativo para conocer al personaje y las propuestas ante tantos mensajes a todas horas y en todos los medios.
 
Para esta elección, considerada intermedia, las reglas cambiaron y los candidatos, de todos los partidos, enfrentan a un electorado con estrategias poco novedosas, con visitas domiciliarias y entrega de algunos objetos propagandísticos permitidos por el INE que en lugar de generar apoyo generan decepción al que lo recibe.
 

En las colonias populares en donde se encuentran los bastiones del voto duro para algunos partidos, la refriega partidista es más notoria y se promueve el voto para el partido y no para la persona, en algunos distritos los candidatos son prácticamente desconocidos para el electorado y por ello se intenta que las siglas de, tal o cual partido, queden y permanezcan en la mente del votante hasta el día de la elección.
 
En todas las casas de campaña de los candidatos la estrategia es caminar las calles, colonias y lugares de una relativa concentración de personas que pudieran interesarse en conocer al candidato, que sólo pide el sufragio, sin propuestas, sin convencer y sin estar seguro de lo que representa un diputado en el Congreso de la Unión.
 
La sociedad mantiene una moderada expectativa sobre si votará o no. Los candidatos no le llaman la atención y los partidos políticos no les representan a electorado una posibilidad de mejorar las esperanzas de una sociedad más justa o el ejercicio pleno de la democracia y el respeto a los derechos humanos.
 

La esperanza de que el estado sea garante de las mejoras para la calidad de vida se han evaporado, la crisis económica, la inseguridad, el aumento de la delincuencia, la corrupción, impunidad y el ejercicio prepotente de los funcionarios de cualquier nivel y los despidos del aparato institucional crea una predisposición en contra de los partidos, por lo tanto, la seguridad de que haya o no votación depende de los electores y como han sido tratado por las instituciones.
 
Y a eso le apuestan algunos partidos, principalmente, los que van en alianza, que manifiestan y presumen un aparato electoral bien aceitado, con estructura, mapaches, lideres mentirosos, representantes de casillas y efectivo para la movilización el día de la elección, ya que considerada la participación de la militancia y los acarreados presuponen que con esos votos tendrán el triunfo de su candidato.
 
Sin embargo, nunca, unas elecciones habían estado inmersas en tanto descontento hacia los que detentan el poder político, los mismos partidos han perdido la militancia por esa circunstancia observar que el poder permanece sólo en unos cuantos y para unos cuantos.
 

Al respecto, otro grupo importante de ciudadanos saben que la única forma de expresar el descontento y la desesperanza es a través del voto, un ejercicio democrático que, aún, prevalece como un logro emanado de una supuesta revolución que nos había dado paz y tranquilidad durante el siglo pasado y que, ahora, con el relevo de las generaciones atraviesa un crisis que nos mantiene al borde del colapso político.
 
Con el voto ciudadano se logró una alternancia en el usufructo del poder, en algunos municipios y distritos de Veracruz, donde hay alcaldes y diputados de oposición se pretende un equilibrio para frenar los excesos que la misma política mantiene como inercia ante, precisamente, la ausencia de opositores al autoritarismo.
 
Las preocupaciones individuales y colectivas de los empleados, jubilados, maestros, médicos, trabajadores de todo tipo, los que protestan, cotidianamente, tomado calles, carreteras y centros urbanos tienen una alternativa para expresar su descontento: el voto.
 

El voto reflexionado con la participación ciudadana, que aspira a mejores oportunidades de vida, tiene una decisión en sus manos votar para que la voluntad del pueblo decida un cambio o la permanencia del flagelo político que mantiene a la población en estado de crisis.
 
La otra cara de la moneda es que los ratones no saben que votarán por el gato, según reza ese refrán popular lleno de verdad.
 
Suburbio 1
 

Que el alcalde xalapeño, Américo Zúñiga, sigue cosechando triunfos y reconocimientos por su profesional gestión como Presidente Municipal.
 
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