En un encomiable gesto de respeto a la comunidad universitaria, en este caso representada por más de tres mil integrantes y simpatizantes de la Universidad Veracruzana, la rectora Sara Ladrón de Guevara decidió suspender el otorgamiento del doctorado Honoris Causa al veterano periodista Jacobo Zabludovsky, quien había sido propuesto para esta distinción académica por algunos integrantes de la Junta Académica de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, encabezada por el señor Marco Malpica, director de esa Facultad.
 
No sé qué argumentos pudieron haber manejado quienes presentaron la propuesta para que el señor Zabludovsky recibiera un reconocimiento estrictamente académico y que, si bien en anteriores administraciones rectoriles de la UV fue repartido con criterios políticos y mercantiles, no deja de ser por sí mismo la máxima distinción que otorga una universidad que se precie de ser tal. En el caso de la UV, el Reglamento de Reconocimiento al Mérito Universitario señala que se otorgará «a quienes por su contribución a las ciencias, a las letras o a las artes, hayan realizado una labor extraordinaria para el mejoramiento de las condiciones de vida o del bienestar de la humanidad». Ahora, pensemos en la ética profesional del señor Zabludovsky y saquemos la conclusión obvia: no hay por dónde justificar la propuesta. Los integrantes de la Junta de la antigua escuela de periodismo de la UV habrán tenido sus razones (y es preferible que no las digan), pero mejores son las causas por las que la comunidad universitaria se ha opuesto. Y ha sido paradigmática (así lo parece) la respuesta de la rectoría.
 
Dijo por ahí alguien que, quien carece de memoria, corre el riesgo de repetir los errores que ha cometido. Y sabemos que esta es la carta más socorrida de los políticos: repetir los mismos errores confiados en la desmemoria de los mexicanos. Por fortuna, en el caso que nos ocupa, hubo quien se la refrescó (la memoria) a los olvidadizos. El texto de los opositores dice: «llama la atención que los integrantes de la Junta Académica de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, que forma a los futuros periodistas de la entidad, hayan decidido honrar a un perfil como el de Jacobo Zabludovsky con el máximo reconocimiento que entrega nuestra Casa de Estudios. De la mano de Televisa, Zabludovsky trabajó para los intereses del gobierno mexicano desinformando a la población durante décadas. Fue una pieza central en el golpe al periódico Excélsior en el año 1976, que bajo la dirección de Julio Scherer era un medio crítico del gobierno del entonces presidente Luis Echeverría […] Quizá la evidencia más contundente de la falta de Zabludovsky a la ética periodística es la nota con la que inició su noticiero la noche del 2 de octubre de 1968. En lugar de informar sobre lo acontecido en la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, el conductor de Veinticuatro Horas decidió dar una nota sobre el clima de ese día en la Ciudad de México. “Hoy fue un día soleado”, es la frase, hoy célebre, con la que arrancó el noticiero de esa noche. Más tarde Zabludovsky informó que hubo un zafarrancho (¡sic!) en Tlatelolco y parecía que había lesionados» (charge.org.).
 

En respuesta y como prueba de vida democrática, el día 17 la UV anuncia la suspensión con estas palabras: «no existe proceso oficial alguno en marcha para otorgar a personalidad alguna la mayor distinción académica de nuestra casa de estudios». Y añade algo muy significativo: «En esta administración, la imposición de esta distinción (el doctorado Honoris Causa) ha obedecido siempre al consenso honorable de los universitarios y es de interés institucional continuar con esta convicción». (pic.twitter.com/Ts0IOgsxQ6).
 
Para que les quede claro a quienes así debe quedarles.
 
Un reconocimiento a los universitarios no desmemoriados y un compromiso para repudiar a esta clase de periodistas, por lo menos por la UV.
 

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