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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Otra vez el miedo
Francisco L. Carranco
11 de mayo de 2015
alcalorpolitico.com
No podemos ser ajenos a la perturbación social que generan los hechos violentos, nuevamente, en el estado y que tienen que ver otra vez con la agresión física a la población civil, es decir, a la gente común y corriente en el seno de lo que más duele a la sociedad y que es la familia.
 
Tres hechos violentos similares, aunque diferentes en las consecuencias, mantienen a la sociedad otra vez aterrada y preocupada de que la violencia e inseguridad en el estado no se ha controlado como dicen los indicadores oficiales, sino que siguen presentes y en escalada los delitos con más carga de violencia.
 
En Veracruz puerto, se acaba de vivir una tragedia el levantón y asesinato de una jovencita de apenas 16 años que salió a ejercitarse por el malecón y presumiblemente fue atacada, sin escrúpulos, por sujetos aún no identificados que la asesinaron y la fiscalía, al parecer, no tiene ni la más remota idea de quienes pudieran ser los responsables, aunque se presume de una pronta investigación porque la familia es apreciada en esa ciudad y las autoridades policiacas deben de cumplir porque no fue el único caso, hay otra denuncia de otra jovencita desaparecida y luego una más víctima de violación en Xalapa y quien presenta severos daños físicos y psicológicos, obviamente no hay culpables. Y la policía sin pistas.
 

En la zona sur de Veracruz la ciudad más violenta, Coatzacoalcos, la muerte de un abogado, aunque aparentemente capturado uno de los homicidas el clima de paz se ha deteriorado significativamente ante la zozobra de la población, y en la zona de la cuenca un colega periodista también fue victimado, en Coatepec sustituida la policía por el mando único y los señalamientos en contra del alcalde de su presunta vinculación con el crimen organizado.  
 
Los delitos con alto impacto de violencia ya no son aislados, la recurrencia evidencia que el aparato de Seguridad Pública del estado tiene un gran boquete y por ahí puede surgir el descalabro para la actual administración estatal.
 
Dos discretas exigencias de los diputados del PAN piden urgentemente a las autoridades de seguridad la comparecencia al Congreso estatal y en el ámbito federal el diputado, Bueno Torio, solicita también la explicación de lo que pasa en las ciudades de Veracruz.
 

La alerta social por medio de las redes sociales es justificada porque estos asesinatos y los hechos violentos, en tan pocos intervalos de tiempo, ponen a la sociedad, nuevamente, en estado de ansiedad y miedo, al ver por una parte el despliegue de patrullas paseándose diariamente por las calles y avenidas con torretas funcionando y con los elementos fuertemente armados, pero, solo de adorno, mientras en las calles, los patios, comercios y ahora espacios públicos la violencia y los delincuentes siguen robando, asaltando, matando, violando y secuestrando a personas de la sociedad civil y también ajustes entre ellos, como el caso más reciente de los cadáveres aparecidos por la zona de Cerro Gordo o las balaceras en los Tuxtlas.
 
El ambiente es violento y el clima social preocupante, porque se siente como abandono de las autoridades de procuración, administración de justicia y Seguridad Pública la incapacidad de las dependencias de hacer su labor y garantizar los preceptos constitucionales de salvaguardar la vida, seguridad, derechos y pertenencias de los ciudadanos, está en completa duda.
 
En este momento las autoridades de Seguridad Pública deberán recomponer y orientar la política pública de seguridad, prevención y persecución del delito con acciones contundentes, porque la violencia amenaza con salirse de control absolutamente.
 

Sin duda la sociedad debe de responsabilizarse de hacer lo suyo, las escuelas, el ayuntamiento, la familia, las iglesias inclusive, pero, principalmente las autoridades policiacas que son de las pocas dependencias en el país en las cuales no hay recorte presupuestal porque su actividad toral requiere todo el apoyo y recursos del estado para “garantizar” la seguridad pública de los ciudadanos.
 
El derecho a la seguridad es un derecho impostergable y responsabilidad creciente del aparato estatal de seguridad pública que tiene que demostrar en la persecución y prevención del delito, urgentemente, resultados porque si no parecerá una dependencia ineficiente con todo lo que ellos representa, no puede ser que nada más el operativo antialcohólico de resultados.
 
La sociedad espera que la policía haga sus tareas preventivas y persecutorias que se adelante a la consumación del delito, no caer en el falso dilema entre seguridad y libertad, para dar posibilidades a los delincuentes de ejecutar la comisión del delito y vulnerar los derechos humanos de los ciudadanos.
 

Así que, mis policías, es momento, aunque siempre lo ha sido, de salir a las calles a perseguir a los delincuentes y redoblar la vigilancia, hacer labores de prevención e inteligencia para evitar más actos violentos desde el fuero común hasta los delitos más graves.
 
La sociedad civil, desde los centros urbanos y redes sociales, los diputados de oposición plantean mayores exigencias a las autoridades locales y por ello, los responsables de la seguridad deberán comprometerse a incorporar en su políticas públicas los procesos que evidencien su capacidad en contra de los delitos.
 
Lamentablemente para el aparato estatal la tarea está en duda, porque debe de revertir la percepción social de que la criminalidad está por arriba del orden social que debilita la construcción de una sociedad más justa y segura y la propia imagen de un gobierno justo.
 

Réquiem para la victima
 
Se ha apagado la luz de tu vida y abierto la puerta celestial para ti, porque eres mágica y sencilla. Te recordaremos hasta que haya justicia por tu pérdida.
 
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