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Columnas y artículos de opinión
Esfera Política
¿Para cuándo señores legisladores?
Ricardo Vázquez Salazar
26 de enero de 2015
alcalorpolitico.com
El comercio de fármacos y productos médicos falsificados es 25 veces más rentable que el tráfico de drogas. Su volumen de negocio se ha duplicado en los últimos cinco años, según datos del Consejo Europeo. Se estima que este mercado global ilegal genera ingresos superiores a los 57 mil millones de euros anuales.
 
Los datos son alarmantes. La Organización Mundial de la Salud, OMS calcula que hasta el 10% de los medicamentos de todo el mundo están falsificados. En algunos países del oeste de África, más del 50% de los fármacos que están en circulación son ilegales.
 
Esto obligó a que en el año 2011 se firmara el Convenio del Consejo de Europa sobre la falsificación de productos médicos y delitos similares que involucran amenazas a la salud pública. El convenio conocido como Medicrime, es el primer instrumento jurídico internacional en la materia para criminalizar la fabricación, suministro, o tráfico de productos médicos falsificados. Los países que firmaron y ratificaron el convenio, no son exclusivos de la Unión Europea, tal es el caso de Israel; son países preocupados por la gravedad que representa la falsificación de productos médicos y delitos similares que por su propia naturaleza ponen en serio peligro la vida de seres humanos. El documento firmado menciona entre otros puntos:
 

Capítulo II. El derecho penal sustantivo.
 
Artículo 5 Sobre la fabricación de falsificaciones.
 
1. Cada Parte adoptará las medidas legislativas y de otra índole necesaria para tipificar como delitos en su derecho interno, la fabricación intencional de productos médicos falsificados, sustancias activas, excipientes, piezas, materiales y accesorios.
 

Capítulo III - Investigación, enjuiciamiento y derecho procesal
 
Artículo 16 - Investigaciones penales
 
1.- Cada Parte adoptará las medidas necesarias para garantizar que las personas, unidades o servicios a cargo de investigaciones criminales sean especializados en el campo de la lucha contra la falsificación de productos médicos y delitos similares que involucran amenazas a la salud pública, que las personas estén capacitadas para este fin, incluidos los investigadores financieros o auditores.
 

Los países comprometidos en el Convenio Medicrime, continúan trabajando y legislando en esta materia, haciendo especial énfasis en la falsificación de medicamentos; han establecido penas severas, investigación y procedencia inmediata contra quienes afectan la vida de personas con la fabricación, comercialización y suministro de medicamentos falsos.
 
México ocupa el sexto lugar a nivel mundial en la venta de medicamentos falsificados. Seis de cada 10 de los fármacos que se comercializan son de procedencia ilícita, según denunciaron los industriales farmacéuticos en nuestro país. Las modalidades con que se cometen estos delitos son: robo, contrabando, falsificación, alteración, adulteración, entre las más comunes.
 
Veracruz forma parte de la historia de casos de barbarie criminal por este tipo de ilícitos, por la compra oficial de medicamentos falsos. Como se ha comentado en repetidas ocasiones, el genocidio cometido en la administración -caracterizada por la muerte y el terror-, del gobernador Fidel Herrera Beltrán, en contra de niños, jóvenes y adultos, en el Instituto Estatal de Oncología –anteriormente llamado CeECAN-, en la capital veracruzana, en Xalapa, al adquirir y aplicarles falsos medicamentos de quimioterapia contra el cáncer, ocasionando la muerte a inocentes enfermos, que ante la negativa de llevar a cabo una investigación sobre este hecho, no es posible determinar si fueron decenas, cientos o tal vez miles de seres humanos ultimados de manera brutal.
 

Lo más grave es que quienes son señalados de ser cómplices en el mayor fraude criminal en la historia de Veracruz, ahí continúan, en la Secretaría de Salud. Los partícipes del brutal engaño hoy son prósperos empresarios, políticos en ascenso, con la complacencia oficial.
 
La clase gobernante no se limita a lucrar con los recursos destinados a la educación, a combatir el hambre; también hacen negocio con la vida misma de los veracruzanos, hasta llevarlos a la muerte.
 
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