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Columnas y artículos de opinión
Xantolo o Sanctorum
Luciano Blanco González
31 de octubre de 2014
alcalorpolitico.com
Erróneamente se ha pretendido encontrar alguna raíz indígena en la lengua Náhuatl o Tenek que expliquen el significado etimológico de la expresión Xantolo, sin que se encuentre rastro alguno, ya que esta no es más que la descomposición fonética y lingüística de la palabra latina Sanctórum (de los santos) Sancta Sanctórum (Santo de los Santos.) que los evangelizadores Españoles pretendieron imponer a nuestros antepasados indígenas, quienes por más esfuerzos que hacían por entender y pronunciar las palabras latinas, enredaban sus lenguas como nosotros lo hacemos con el complicado inglés o alemán, máxime de una palabra que no existe en el diccionario y tampoco en el Santoral de la iglesia católica. Vamos Sanctórum no existe ni siquiera en las oraciones, también habría que preguntarse como llegó a nuestro país, Sancta Sanctórum es la parte exterior del tabernáculo judío, se define como el lugar más santo lugar interior del templo de Jerusalén, donde se custodiaba el arca de la alianza. Lo más apreciado y digno de respeto para una persona.
 
No sabemos cuándo operó el sincretismo costumbrista en ambas culturas, pero la palabra Chanto (¿xanto? ¿shanto?) y chantito eran todavía de uso común en los años 50 y se utilizaba cuando los hijos o ahijados besaban reverentemente la mano del padrino o del familiar mayor, quienes inclinando la cabeza solemnemente decían: La mano padrino (tío, abuelo), estos daban la mano derecha al ahijado y este la tomaba con respeto y se la colocaba en la frente o la besaba, procediendo el padrinito a decir ¡chanto¡ o ¡chantito hijito¡, dibujando en el aire la señal de la cruz sobre la cabeza del ahijado, equivalente a una bendición. Aquí la palabra chanto debemos de interpretarla como equivalente a santo. En el nombre de los santos, que los santos te acompañen. A los adultos mayores nos tocó oír la gracia de las expresiones y lo difícil que le es a nuestros naturales pronunciar la letra R la D y la S. Así para decir todos, decían tolos, tolos los chantos cumagrita, quizás de ahí partió la palabra chanto tolo, ahora ya estilizada Xantolo. En fin, este es un término propio de la Huasteca, para los demás católicos y para la iglesia el santoral marca el día primero de noviembre como Día de los Santos y el día 2, como Día de Los Fieles Difuntos y para el mundo vulgar Día de Muertos.
 
El día primero es día de muertos (los que murieron siendo niños) el día 2 de los difuntos mayores, que como sabemos se celebran con abundantes platillos. Mientras que la iglesia lo celebra con ayuno y oración, pero no confundamos, ni creamos que es lo mismo, día de todos los santos que día de los fieles difuntos.
 

Día de los fieles difuntos.
 
Este día la iglesia lo consagra a todos aquellos hombres y mujeres que han dedicado su vida a Dios en el seno de la iglesia, pero reconoce también esta virtud a los hombres buenos y justos que vivieron en la pureza con actos justos y agradables a los ojos de Dios. La Iglesia en este día eleva sus oraciones a esa multitud incontable de santos, figurada en esas series de 12,000 inscritos en el Libro de la Vida, procedentes de Israel y de toda nación, pueblo y lengua, los cuales revestidos de blancas túnicas y con palmas en las manos, alaban sin cesar al sumo creador.
 
Cristo, sublime en su misión de salvador, la Virgen con su gesto maternal y protector, los nueve coros de ángeles entonando con sus celestiales voces las más bellas melodías, los apóstoles y profetas, los mártires con su propia sangre purpurados, los confesores, radiantes con sus blancos vestidos, y los castos coros de vírgenes, forman parte de ese majestuoso cortejo, integrado por todos cuantos acá en la tierra fueron mansos, mortificados, justicieros, misericordiosos, puros, pacíficos y perseguidos por causa de Cristo. Entre esos millones de justos a quienes se honra y que fueron sencillos fieles de Jesús en la tierra, están muchos de los nuestros parientes, amigos y miembros de la familia parroquial, a los cuales van hoy dirigidos los cultos del día. Ellos, admirados por su abnegación adoran ya al Rey de Reyes y su envidiable lugar en la corte celestial es celebrado y recordado en su ejemplar paso por el reino terrenal. 
 

Allá están “Los Siervos de Dios” “Los Venerables” “Los Beatos” y “Los Santos” declarados como tales mediante la canonización, si según, por el testimonio de muchos llevaron una vida ejemplar, o si llevaron una vida llena de virtudes y heroica o bien si consiguieron realizar algún milagro totalmente inexplicable por medios humanos y finalmente santos, si por su intersección realizan un nuevo y maravilloso milagro. Estos son los canonizados, pero forman parte también de este sequito los no canonizados que son aquellos que cumplieron sus deberes con dios y lo amaron, la buena madre, el buen padre, los buenos sacerdotes, confesores y pontífices, limosneros, los hombres piadosos, no importa que sean millonarios, empresarios, funcionarios, choferes campesinos, estudiantes, profesionistas. En fin, todos aquellos que han cumplido sus deberes católicos adorando al señor, descansan en el santuario divino, a ellos que ya reposan en la eternidad, este día la Iglesia los alaba y los celebra.
 
Los fieles difuntos
 
La Gloria o el infierno es el destino del alma de los muertos. La iglesia para efecto de direccionar las almas, agrupa a sus creyentes en 3 categorías, La iglesia triunfante: Los que ya se salvaron y están en el cielo (los santos difuntos que celebra el día Primero) La iglesia militante: Los que estamos en la tierra luchando por hacer el bien y evitar el mal: La iglesia sufriente, los que están en el purgatorio, purificándose de sus pecados para limpiar su alma y alcanzar la salvación.
 

Sobre el purgatorio y la purificación, el Papa Juan Pablo Segundo publicó el catecismo de la iglesia católica en 1992, abordando el tema de la manera siguiente:
 
1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.
 
2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).
 

3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46).
 
4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma").
 
5ª. San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".
 

De San Gregorio se narran dos hechos interesantes. El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del purgatorio. Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió: "Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio". Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.
 
La respuesta de San Agustín: a este gran Santo le preguntó uno: "¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?", y él le respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él".
 
¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas.
 

Día de muertos
 
La celebración de los días de muertos para la familia mexicana es una fiesta que los creyentes llenan de abundante religiosidad cristiana mezclada con un misticismo pagano, cuyos orígenes creemos encontrarlos en el mundo de creencias antiguas que se simbolizan en el rito social que practican en sus ritos en el seno del hogar. Aquí no hay distingos, excepto que el primer día se lo dedican a los chiquitos, con un vasto menú de manjares regionales, en la ofrenda que colocan en el altar ese día hay abundantes manjares con frutas de la región, conservas de caguayote, papaya y camote elaboradas con miel de piloncillo, pan de muerto con figuritas infantiles y rico chocolate calientito y espumoso, sin faltar los tamales de calabaza, de frijol de pipían.
 
Contra todo lo que se diga, las veladoras a los chiquitos se encienden desde la noche del día 29 y son acompañadas por las veladoras de los grandes el día primero a partir de las 4 de la tarde, sin faltar la veladora del anima sola, colocada sobre una crucecita de pétalos, en o frente al altar elaborado con varas resistentes y flexibles entre las que destaca el palo de sol que por duplicado se construyen a una distancia de unos 30 centímetros cada arco, afianzados por travesaños de madera que les dan fuerza para sostenerse, después se forran con hojas de rama iglesia o con ramas de limonaria, amarradas con resistentes hilos de izote y se adorna con flores de cempasúchil o flores de rosa muerto de un amarillo otoñal incomparable y con las rojimoradas flores de mano de león, es admirable la curia que cada quien aporta para hacer esta magnífica obra artesanal casera.
 

Cada veladora, tiene adherido el nombre del difunto al que se le dedica y cada pariente cuando va a visitar el altar donde se colocan, lo primero que hace es leer los nombres de cada uno y la plática de los anfitriones es sobre los gustos de los celebrados. ¿le pusiste veladora a mamá? ¿No veo el tabaco del abuelo?, mira, te acordaste de perengano, te acuerdas como le gustaba esto o esto otro a fulano, como cuántos años tiene de muerto y se presume que los muertos están ahí presentes acompañándolos. Es primoroso ver arder la parafina, cuya flama envuelta por el copal solemniza el lugar.
 
El día primero en la tarde, después de encender las veladoras, la familia con mucha devoción y respeto celebra una ceremonia íntima de bienvenida, para iniciar prende copal, luego reza un padre nuestro y el principal invoca a los muertos celebrados, diciendo: papacito, mamacita, parientitos, amigos, ya que diosito les dio permiso de venir, en esta casa los recibimos con mucho cariño y les ofrecemos lo poco que tenemos, para que estén contentos, y se reza el Ave María. Luego se entonan alabanzas de velorio que agüitan los corazones ya afligidos de los oferentes. A veces alguien llora por los recuerdos, al ver los retratos de sus seres queridos en el magnífico altar, presidido por algunas imagen de nuestra señora de Guadalupe o del señor Jesucristo, colocados en la pared, sobre una mesa con un reluciente mantel pletórico de humeantes tamales de puerco, de pollo, de calabaza con camarón, de pipián, de frijol de zarabando, de chivo o de castilan. Pan, pemoles, café, Chocolate, dulces, aguardiente, cerveza, atole agrio, tabaco, cigarros, naranjas, mandarinas, limas y conservas, ahora hasta coca cola.
 
Esa rutina se sigue el día 2, se desayuna, se atiende a la visita y es costumbre llevar flores y las coronas de muertos al cementerio.- En algunos lugares esto se hace el día 3-. El mismo día 2, se visitan los compadres, si el ahijado quiere ver al padrino ese día es el señalado y en muestra de respeto y de cariño le lleva algún presente de comida especialmente elaborado para él, normalmente es un tamal grande con todas las piezas del pollo o de la gallina y unos huevos que adquieren un sabor delicioso. ¿Adónde aprendiste todo eso mamá? Mis papas me enseñaron. ¿Y a ellos quién les enseñó? Quién sabe.
 

Por las calles y caminos se oye sonar el cuerno y los cuetes rompen el silencio en cada casa, veredas y barriadas, el sonido del cuerno es señal de que ya vienen los danzantes de la malinche, de los negros, acompañados de una turba de admiradores que los siguen para verlos bailar en la próxima parada, adelante va el caporal que les indica en donde van a bailar, cuáles y cuántos sones en cada casa que honran, el jaranero y los violinistas con los danzantes vacilan y se platican anécdotas, comentan sobre la calidad del sabor de los tamales que recibirán después de bailar, cada danzante luce un turbante con picos elaborado con cartón forrado de papel de china y oropel, al centro de la corona un espejo que relampaguea con los rayos del sol, en la espalda un rebozo con listones multicolores, en la cintura le cuelga un primoroso mandil y en las manos, en una, un guaje con piedritas adentro que suena al ritmo del paso que danzan y en la otra mano, un ramo que es una especie de raqueta, que remata en un círculo con un diámetro de aproximadamente 30 centímetros, manufacturado con bejucos y forrado con papel de china del que todo el rededor cuelgan tirillas del mismo material adheridos con pegamento, al bailar serpentean en el aire haciendo lucir más el atuendo. Cada danzante está convencido de que si baila los 7 años, seguro que alcanzará el cielo.
 
En la ciudad las danzas son diferentes lo que antes se denominaba “La Viejada” en los últimos tiempos se ha visto corrompida por la invasión de la mercadotecnia, antes era ley que solo bailaban los hombres disfrazados de mujeres, ya que en esta época se cree que sube el diablo a la tierra y se lleva a los hombres, entonces para confundirlo, estos se disfrazan de mujeres, ahora quizás por la unidad de género bailan hombres y mujeres, disfrazados y con máscaras de lo que se les ocurra, en las cuadrillas, que así se llaman, puede encontrar a Osama Bin Laden, a Obama, a Fidel Castro, a Carlos Salinas, a Fidel Herrera, al gobernante en turno, al innombrable, al pato Lucas, a la monja prostituta, diablos, brujas, súper héroes, hombres lobo, vampiros, momias, catrinas, esqueletos, zombies.
 
Tempoal y Tantoyuca son de los pocos lugares que cuidan más la tradición, en los concursos anuales patrocinados por las autoridades, cada cuadrilla inicia su presentación, bailando sones ejecutados por los tríos de huapangueros que interpretan sones huastecos, inician con Los Matachines, el Xochipitzahuatl o Flor Menudita, Los Arcos, El Torito, Los Comanches, continúan con El Pajarito Verde, La Banca, El Agachadito, El Papan, María Cristina, Cada Quien la Suya, La Carretera, El Triángulo, El Zopilote, El Caballito, El Sombrero de Concho y terminan con El Tapado. Estos eventos tienen un efecto encantador que embriaga a los asistentes y los transporta a un mundo mágico e irreal de un público eufórico que rompe en aplausos después de cada ejecución.
 

El remate es la locura, al son del tapado, todos los oficiantes se quitan la máscara y se pasean por el templete bailando pero ya sin mascara es el momento del aplauso general que ovaciona a las cuadrillas, mientras los jueces deliberan, sobre la calidad de los disfraces, del baile y de respeto a la tradición, esta ceremonia se realiza en la tardenoche del día 2 en Tantoyuca y el día 3 en Tempoal. En la primera ciudad Jesús Guzmán Avilés, su presidente municipal promueve y revive la costumbre, en Tempoal, Patricio Chirinos, acostumbra bailar desde años y es uno de los principales cuadrilleros. Hoy será Juez y danzante.
 
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