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Columnas y artículos de opinión
Café científico
Reflexiones sobre una especie solitaria
Paula Ximena García Reynaldos
17 de octubre de 2014
alcalorpolitico.com
“A veces creo que hay vida en otros planetas; y a veces creo que no.
En cualquiera de los dos casos la conclusión es asombrosa.”
-Carl Sagan, astrónomo y divulgador
 
A pesar de que podría parecernos lo contrario, los seres humanos llevamos muy poco tiempo habitando la Tierra, apenas unos 165 mil años, que comparados con los 4,500 millones de años de nuestro planeta (y ni se diga de los 13,000 millones de años de la Vía Láctea, nuestra galaxia), es prácticamente un suspiro.
 
Sin embargo en este corto tiempo, que a escala humana se ve mucho mayor, nuestra especie ha hecho muchas cosas, principalmente modificar nuestro entorno, logrando conseguir refugio y comida de maneras cada vez más que cuando nuestros antepasados eran nómadas y recolectores. Pero además hemos tenido ya suficiente tiempo como especie, para también observar nuestro entorno, estudiarlo, reflexionar sobre él, preguntándonos el porqué, el cuándo y el cómo de muchas de las cosas que nos rodean.

 
Entre todas esas cuestiones que nos planteamos, nos preguntamos si estamos solos en el Universo o si en algún otro lugar de éste ha existido alguna forma de vida. Más aún, si hay “alguien” allá que se pregunte lo mismo.
 
Cuando reflexionamos en la evolución de nuestra propia especie, los Homo sapiens sapiens y caemos en cuenta que nuestra existencia en este rincón del cosmos es casi fortuita, puede resultarnos muy difícil aceptar que, dado que la combinación de condiciones para la vida son complejas y difícil de repetir, es muy probable que no haya “nadie” allá afuera, pensamiento que puede resultar hasta cierto punto desalentador. También creo que tal vez ese deseo imperioso de no sentirnos solos como especie ha llevado a muchos a creer en extraterrestre que visitan el planeta en sus naves y otras ideas descabelladas.
 
Por otro lado están quienes desde la ciencia buscan esas respuestas, la astrobiología es justamente un campo interdisciplinario que hace uso de la física, química, astronomía, biología, ecología, geología, entre otras, para investigar la posibilidad de vida en otros planetas, buscando datos para reconocer planetas –dentro o fuera de nuestro sistema solar- que pudieran tener condiciones similares para desarrollar la vida.

 
Fuera de nuestro sistema solar los astrobiólogos buscan cosas como planetas de tamaños similares a la Tierra, en sistemas solares con estrellas que tengan características parecidas a nuestro Sol. Dentro de nuestro sistema solar las misiones Curiosity y Opportunity que la NASA ha enviado a Marte, investigan nuestro planeta vecino para conocer si en algún momento de su pasado pudo haber sostenido alguna forma de vida –no necesariamente hombrecitos verdes-, sino más bien microorganismos, como bacterias.
 
También dentro de nuestra propia casa, los seres humanos nos hemos preguntado el motivo de nuestra “soledad”. Conociendo la historia del planeta y de nuestra especie, sabemos que a lo largo de la historia de la Tierra existieron diversas especies de homínidos, que incluso compartieron tiempo y espacio. Se sabe que la especie extinta Homo neanderthalensis –hombre de Neandertal- convivió en Europa, durante cierto tiempo, con algunos grupos de Homo sapiens –especie a la que pertenecemos todos los seres humanos actuales-. Pero resulta ahora somos la única especie del género Homo.
 
Además de este hecho, otra cosa que pueden causarnos desasosiego es que conocemos a muchos de nuestros antepasados homínidos, pero no hemos encontrado aún a aquel que nos precede directamente en el árbol evolutivo, ese al que por esa razón llamamos “eslabón perdido”, razón por la que tampoco ha faltado el que haya querido inventar su descubrimiento.

 
 Sin embargo además de nuestros ya conocidos parientes cercanos que aún habitan el planeta –todos aquellos de la orden de los primates-, sabemos que todas las formas de vida en la Tierra tienen un ancestro común y universal: desde las bacterias más primitivas, hasta los mamíferos más modernos, el material genético de todos y cada uno, el que nos hace ser lo que somos, está hecho por ácidos nucleicos y contamos con los mismos aminoácidos para la construcción de las proteínas que nos forman, lo que muestra nuestro origen común.
 
Así que no estamos del todo solos, pues ahora mismo nuestros parientes, más lejanos o más cercanos, habitan cada rincón de este planeta, y quién sabe, quizá en este mismo momento alguien muy, muy, muy lejos está tomando su café, mirando una ventana, viendo a las estrellas y preguntándose si su especie no será la única en el Universo.
 
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