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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Pone Peña un comisionado en el deporte
Arturo Reyes Isidoro
15 de septiembre de 2014
alcalorpolitico.com
No dice más la nota de Beatriz Pereyra, de Proceso, correspondiente a este domingo, pero por qué será que al secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, le preocupan también los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
 
Al menos eso declaró Carlos Acra, el nuevo subdirector de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), un cargo que no existía y que le fue creado expresamente, lo que obligó a que presentara licencia como director Jesús Mena.
 
Chuayffet es presidente de la Junta Directiva de la Conade, lo que justificaría su intervención en el organismo, pero, ¿por qué la preocupación?, porque no se dan detalles, salvo lo que declaró Acra, que “en breve nos llamará para ver cómo vamos en algunos temas”.
 

Llama la atención la forma en que fue desplazado Mena: no se le enteró previamente de la creación del nuevo cargo. Lo supo por sus colaboradores el pasado 3 de junio. Tampoco de quién sería el que lo ocuparía.
 
Acra es cien por ciento chuayffetista y peñanietista. Fue siete años auxiliar directo del ahora titular de la SEP incluyendo un periodo cuando fue gobernador del Estado de México, y luego durante la gubernatura del ahora presidente fue director del Instituto Mexiquense de Cultura Física y Deporte, lo que da una idea del poder que tiene y con el que llega al organismo.
 
Me llamaron la atención dos detalles: que la Conade ya no decide el destino de los recursos que la Federación asigna al deporte, sino que la SEP es encargada de administrarlos –“Nunca había ocurrido esto”–, y que Acra declara que hay rezagos y que “El secretario de Educación es un hombre muy exigente” y que por eso lo va a llamar para ver cómo van.
 

De la seguridad con que se siente lo refleja su respuesta cuando la reportera le dice que el deporte mexicano está en manos del grupo de Mario Vázquez Raña y que al no ser él miembro de ese grupo se interpreta como que va a ser “el espía, el que va a ir a la SEP a decir lo que se está haciendo mal y cómo se toman las decisiones”.
 
“Yo vengo a trabajar, y si eso afecta, lastima, molesta a alguien en particular, de un grupo o de otro grupo, a una asociación, a un deportista, pues tendré que hacer mi trabajo sin distingos. Si eso implica tener alguna diferencia o desgaste lo voy a tener”.
 
Por lo que se advierte, pues, Acra es una especie de comisionado en la Conade, similar al que envió Peña Nieto a Michoacán para poner orden, y seguramente va a poner al día al presidente de la situación real, por lo que cabría esperar consecuencias. ¿La cabeza de Mena es la primera?
 

Por lo demás, no debe olvidarse que al inicio de su gobierno, el 18 de febrero de 2013, el presidente nombró a Chuayffet como “enlace específico” del gobierno federal con el de Veracruz, por lo que de alguna manera lo hizo corresponsable de lo que acá suceda. ¿Acaso por eso su preocupación?
 
¿Qué sabrá Jorge Uscanga Escobar al respecto?
 
Ahora sí ya se puede ir deshojando la margarita, pues sólo faltan 60 días para el arranque. Si nota que a algún funcionario estatal le faltan partes de las uñas de las manos ya ni pregunte por qué se las ha estado comiendo. Observen las manos esta noche en la ceremonia de El Grito o mañana durante el desfile.
 

“El Flechador”
 
Hasta el pasado 2 de septiembre cuando el columnista Edgar Hernández nos reveló que Manuel H. Naranjo, “El Flechador” como todos lo conocemos (su nombre completo es Manuel Antonio Huerta Naranjo), está en fase terminal a causa de un cáncer, en el caso mío en realidad no había reparado en su ausencia en la silla en la que siempre lo veía y lo saludaba a la entrada del Pasaje Enríquez, por la avenida Xalapeños Ilustres, en Xalapa, y porque a veces se ausentaba por temporadas.
 
Naranjo, todavía mejor como varios lo conocimos y lo conocemos (como Vicky Hernández, ahora titular de Comunicación Social de la Legislatura del Estado, pero reportera en sus orígenes como muchos de nosotros, en quien ha dejado huella por su valentía al ocuparse cotidianamente con su nombre y apellido de un tema tan sensible como el de la delincuencia organizada en Veracruz, y quien verdaderamente está preocupada por su suerte) es un verdadero caso en el riesgoso oficio de reportero y Dios le va a conceder la gracia de que termine en una cama con su familia.
 

De él debo decir que no obstante que muchos desde el poder lo veían con recelo o de plano lo rechazaban o lo combatían por su crítica ácida, mantuvimos una relación respetuosa y en varias ocasiones me visitó en la Dirección de Prensa del Gobierno del Estado donde trabajé muchos años. Nos veíamos, finalmente, como compañeros. La relación se mantuvo ya estando yo fuera del gobierno y algunas veces hacíamos espacios para los comentarios –él siempre crítico con el poder– incluyendo los de su casa en Tuxpan a donde le gustaba ir sentir y sudar el calor y a disfrutar del aire del mar
 
En el sexenio pasado, Manuel publicó y denunció muchas cosas, con nombres, apodos y caló propio, relacionadas con la delincuencia, que hoy son el pan diario, e incluso llegó a sufrir un levantón a plena luz del día de su silla en el Pasaje Enríquez y todos temimos por su vida hasta que días después apareció vivo aunque se quejaba de golpes, según me dijo. Es de los pocos que vivieron una experiencia así y pudieron vivir para contarla, como dijera García Márquez.
 
En la charla-entrevista que le hizo Édgar asoma su carácter, pero también su entereza para aceptar la suerte que le deparó Dios, la vida, el destino –“¡Ayer vino el cura a darme la extremaunción!”–. Édgar le dijo: “¡Te vengo a ver la próxima semana!” y él le respondió: “¡No habrá próxima semana, amigo!”. Todo indica que la ha habido y un milagro de Dios puede prolongarla.
 

Con Vicky Hernández coincidimos en el respeto que nos merece, en la admiración hacia su persona, en el reconocimiento a su trabajo, en el agradecimiento a su amistad y a la enseñanza que nos deja. Dios lo bendiga a él y a su esposa María de los Ángeles Caiceros y a toda su familia. Sin duda, aquí o allá nos vamos a seguir encontrando.
 
Mañana no habrá “Prosa aprisa”, me voy a un grito. Nos encontramos el miércoles.