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Columnas y artículos de opinión
Monsiváis y sus especulaciones
Guillermo H. Zúñiga Martínez
30 de agosto de 2014
alcalorpolitico.com
Desde Ciudad Victoria, Tamps., recibí un libro que me era extraño. He leído textos de Carlos Monsiváis como Días de Guardar, Escenas de Pudor y Liviandad y ensayos literarios como el que dedicó a Salvador Novo, pero éste que publica Grijalbo, es reciente. La primera edición es de mayo de 2013. El escritor defeño se preocupa porque su trabajo se reproduzca completo o parcialmente. Mi amigo Rubén Narváez Martínez me lo hace llegar pidiéndome que lo lea y ya lo he hecho. Los Mil y un Velorios es una crónica de la nota roja en México, describe los asesinatos que se han dado desde la época virreinal argumentando razones políticas y religiosas, destacando la acción del tribunal de la Santa Fe; haciendo sobresalir lo que se conoció con el nombre genérico de “baños de ternura”. Según Monsiváis un judío sentenciado se burla de la parquedad en el uso de la madera para prender con mayor fuerza el fuego en contra de él, y les grita “¡Échenle más! ¡Échenle más, que mi dinero me cuesta!”
 
El documento llega a referir delitos hasta de la época del régimen de Calderón, porque la lección es que en este país se han dado operaciones fuertes en contra de la vida de muchos ciudadanos. Monsiváis narra los crímenes sobresalientes en diversas entidades. Lo que se aprecia es que este intelectual, que lamentablemente ya se fue, deseaba que las comisiones de derechos humanos no sólo registraran las distintas denuncias sino que se resolvieran los problemas para vivir en paz. Se manifestó contra la riqueza que algunos grupos acumulan por prácticas al margen de la ley y cuenta los casos que se han dado en hoteles de lujo o comercios modestos y la actitud de políticos que huyen con tal de no perjudicar su inocencia, así como de burgueses de la mejor sociedad que, en lugar de trabajar y crear la mejor fortuna, se dedican a esperar momentos espectaculares en su favor para que las condiciones les beneficien.
 
Cita que en 1918 Ramón López Velarde, el poeta que nos regaló la Suave Patria, escribió:
 

Mejor será no regresar al pueblo
al edén subvertido que se calla
en la mutilación de la metralla.
 
Después, Monsiváis expresa sus deseos sobre la actualización de estos versos que se escribieron en los momentos revolucionarios que vivió el país. Los luchadores en contra de la violencia de origen estadounidense se filtran en los medios de comunicación, presionan en lo económico y lo político, hacen señalamientos directos e indirectos a funcionarios mexicanos y declaran que les interesa la justicia que debe impartirse en la república mexicana. Afirma que la agresiva campaña de los gobiernos de Ronald Reagan y George Bush, no puede compararse con la de México porque se encuentra en desventaja.
 

Establece que no debe estimularse el ejercicio de la crueldad y se manifiesta contra el contagio de la violencia, realizando una crítica bastante interesante porque en los programas de televisión se origina el aprendizaje en los estilos para teatralizar las acciones antijurídicas. Afirma que no es casual la violencia en ciertas regiones del país y que la fiebre del armamento de alto poder, más las sensaciones de dominio desprendidas del exterminio se inspiran principalmente en la sicología de los actores. “Si nos toca morir violentamente, porqué voy a reconocer el valor de la vida humana” y en esta “religión de la crueldad” los rituales no se consideran repetitivos.
 
Es interesante conocer la obra de Monsiváis, porque ofrece una información que fundamenta en el viaje circular del miedo al terror, de la suspicacia al pánico y de la resignación a la paranoia. Lo que no me agrada del libro es que se basa en generalizaciones. Estoy en contra porque muchos de los que tienen un buen automóvil, la familia que va a comer a un buen restaurante, o los que hacen un viaje basado en la cultura y en el aprendizaje, lo hacen en virtud de que trabajan, se esfuerzan y obtienen ganancias que les permiten vivir cómodamente y ser ejemplos dentro de la misma sociedad.
 
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