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Columnas y artículos de opinión
Café científico
No me molestes mosquito
Paula Ximena García Reynaldos
25 de julio de 2014
alcalorpolitico.com
Casi cualquiera de nosotros hemos tenido alguna noche –o día, o tarde- en la que un mosquito nos haya hecho la vida imposible. Sobre todo para quienes vivimos en zonas húmedas y en las épocas del año más cálidas y lluviosas, justamente como este verano que tenemos en Xalapa y otras ciudades de México, es casi “normal” que uno o varios mosquitos nos quiten el sueño, torturándonos con sus zumbidos y picándonos.
 
Hasta el tecladista del grupo The Doors, Ray Manzarek –fallecido hace poco más de un año-, cantaba: “No me moleste mosquito, let me eat my burrito. No me moleste mosquito, why don’t you go home”, en ese extraño sencillo que compusieran él mismo, John Densmore y Robby Krieger en 1972 para el álbum Full Circle, el segundo disco que lanzaran ya sin Jim Morrison.
 
Y es cierto que los mosquitos son realmente molestos, pero no sólo porque nos despierten con sus zumbidos o nos dejen piquetes que nos siguen recordando su presencia durante días, sino porque algunas especies son lo que se llama vectores, es decir que su picadura es portadora de microorganismos que causan enfermedades.
 

Entre los vectores más conocidos, está el género de mosquitos Anopheles, cuyas especies existen prácticamente en todas las zonas templadas y tropicales del mundo. Este tipo de mosquitos transmiten el parásito causante del paludismo o malaria, enfermedad considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como prevenible, pero potencialmente mortal, especialmente si ataca a niños pequeños.
 
Otro mosquito famoso y temible es el Aedes aegypti, vector para los virus causantes de la fiebre amarilla, la chikungunya y el dengue. De éstas, la más conocida en México es el dengue, enfermedad que tiene dos variantes: el clásico que causa molestias serias sin ser mortal y el dengue grave o hemorrágico, que es potencialmente mortal. La OMS considera que aproximadamente el 40% de la población mundial está en peligro de contraer alguna de estas formas de dengue.
 
Ni para el paludismo ni para el dengue existen vacunas y una vez que se ha contraído la enfermedad los tratamientos que existen sirven para atenuar los síntomas, así que lo mejor es evitar contagiarse, principalmente evitando estar expuesto a los mosquitos transmisores y llevando a cabo acciones que impidan que estos molestos mosquitos se reproduzcan.
 

Desgraciadamente en nuestro continente México es uno de los países con más casos de dengue, por lo que la Secretaría de Salud ha implementado desde hace tiempo varias estrategias para disminuir su ocurrencia, a través de campañas en las que se promueve no sólo el uso de mosquiteros para evitar picaduras, sino principalmente la eliminación de lugares que puedan ser propicios para la reproducción de los mosquitos, los cuales colocan sus huevecillos en sitios con agua estancada, como charcos, pero también cubetas, cacharros olvidados, incluso hasta pequeñas tapitas de plástico de botellas.
 
Así que las campañas de fumigación y limpieza de lugares públicos, pero también de patios y azoteas en los lugares en los que es común que se pueda reproducir el mosquito del dengue, ayudan a evitar en gran medida la propagación de esta enfermedad.
 
Al realizar estrategias para disminuir las enfermedades causadas por mosquitos, se deben conocer las características y hábitos de cada especie. Hasta tiempo se sabía que los mosquitos Aedes aegypti vivían sólo en tierras bajas y más cálidas: desde el nivel de mar hasta unos mil metros de altitud. Sin embargo actualmente los hechos apuntan a que esos mosquitos viven también en tierras más altas, hasta unos 500 metros más arriba: pues tanto los entomólogos han encontrado especímenes, como se han manifestado casos de dengue en zonas en que antes no se presentaba.
 

Podríamos pensar que simplemente los mosquitos han viajado más y se han “acostumbrado” a zonas menos cálidas, pero en realidad lo que está sucediendo es que esas zonas consideradas “menos cálidas” ya no lo son tanto. El hecho de que haya mosquitos transmisores del dengue en regiones hasta ahora atípicas, puede ser un indicador más del cambio climático que está ocurriendo en nuestro planeta.
 
Un grupo multidisciplinarios de investigadores de la Universidad Veracruzana, coordinado desde el Centro de Ciencias de la Tierra, por el Dr. Carlos Welsh trabaja justamente en estudiar la posible relación de este hecho con el cambio climático global.
 
En este proyecto, en el que colaboran con el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos (National Center for Atmospheric Research, NCAR), participan también estudiantes diversas carreras de la Universidad Veracruzana e incluso estudiantes de bachillerato. El grupo de investigación realiza desde encuestas casa por casa sobre hábitos de limpieza y presencia de mosquitos, hasta la colocación de trampas para atraparlos, con el fin de recabar información útil que permita conocer el comportamiento de los mosquitos y así relacionarlo con datos sobre las modificaciones del clima en ciertas zonas.
 

De cualquier forma, mientras tanto, sin importar si vivimos en una región tropical o en las montañas, es importante que seamos conscientes de que los mosquitos pueden ser más que una molestia y tomemos las medidas que estén a nuestro alcance para evitar que nos visiten.
 
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