icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Kairós
Males Iatrogénicos: ¿por qué no una gran auditoría médica a los servicios de salud?
Francisco Montfort Guillén
2 de julio de 2014
alcalorpolitico.com
Sí, también los médicos pueden provocar enfermedades físicas y psicológicas y, en algunos casos, daños mayores que conduzcan a la muerte de los pacientes. Las causas pueden ser su mala formación profesional, el mal dominio de los procedimientos quirúrgicos, el desconocimiento de las consecuencias del uso de ciertos medicamentos. También puede existir el descuido en las atenciones médicas, en la elaboración de un diagnóstico incompleto o equivocado. Y pueden sumarse otras causas atribuibles al mal desempeño del personal médico. En todos estos casos partimos de la suposición de la inadecuada actuación de un profesional o grupo de profesionales de la medicina y sus equipos de trabajo.
 
Un paciente puede ser lesionado hasta el punto de perder la vida a causa de un accidente provocado por el médico. Y es que el azar aparece, asimismo, en la relación médico/paciente. En estas situaciones no es la irresponsabilidad ni la falta o debilidad en las destrezas del profesional de la medicina. El médico es un ser humano expuesto a la comisión de equivocaciones. El conocimiento de esta realidad debiera formar parte de nuestra cultura. Siempre vemos en el médico a un salvador y le entregamos nuestra confianza. Sin embargo, este profesional también es un individuo que no escapa a la falibilidad de nuestra condición humana.
 
#YoSoy17 es un movimiento de médicos que protestan en contra de la situación jurídica de 16 de sus compañeros en Jalisco. Un paciente menor de edad ingresó al Hospital de Pediatría del IMSS por una crisis de asma; fue sometido a siete cirugías y en el transcurso le fueron perforados los pulmones y los intestinos. Abandonó el hospital con un diagnóstico final de <tuberculosis abdominal> y sin vida. Los 16 médicos fueron sometidos a órdenes de aprehensión por su presunta responsabilidad en la muerte del menor.
 

La protesta médica de Guadalajara, replicada en varias ciudades de la república, pretende, entre otras reivindicaciones, que la Ley General de Salud sea reformada y lograr que el acto médico sea objeto de despenalización. Pretenden que los actos médicos iatrogénicos sean considerados <dolosos> y no <culposos> para que tengan derecho a fianza. La situación planteada no es banal. El problema a resolver involucra aspectos diversos de orden legal, profesional y de formación educativa. Por supuesto, también es una cuestión ética y de manera menos evidente pero muy real es una cuestión de poder.
 
Sobre esta situación existe la opinión del Dr. Julio Frenk Mora, brillante profesional mexicano, decano de la Escuela de Salud Pública en Harvard y ex secretario de salud en el sexenio de Vicente Fox, quien propone fortalecer los derechos tanto de los médicos y demás personal de salud, como de los pacientes, así como las atribuciones de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Esta situación conllevaría, de acuerdo con Frenk, a mejorar la calidad de los servicios médicos en el país, y representaría la mejor medida preventiva que pueden y deben alentar todas las autoridades públicas involucradas y los directivos de los servicios médicos privados.
 
La discusión derivada de este problema ha mezclado cuestiones de diferente índole que resulta pertinente diferenciar. En primer término está la calidad del capital humano. Para nadie debiera ser un secreto la baja calidad de algunas universidades en la formación de personal médico y demás personal de salud. No olvidemos que además del problema de estudiantes que se conforman con medio aprobar sus materias ante la falta de exigencias reales de cada maestro (en medicina y en otras tantas disciplinas), también existen médicos y otro tipo de profesionales de la salud con títulos falsificados.
 

Con respecto al funcionamiento de las instituciones de salud, valdría la pena preguntarnos: ¿qué confianza existe en los procedimientos de reclutamiento, selección y contratación del personal médico y personal auxiliar? Este es otro de los puntos ciegos en la calidad de los servicios médicos que requiere atención inmediata para hacer estas tareas con rigor profesional.
 
Por otra parte, la buena práctica médica es un ejercicio profesional que exige una continua, exigente y perseverante formación actualizada. Y son pocas las academias médicas dentro de cada hospital que extiendan sus funciones hacia los maestros/médicos en servicio, sobre todo de aquellos dedicados a la atención primaria. También es evidente que conforme los centros de salud (clínicas, hospitales generales y especializados y demás servicios auxiliares) están situados lejos de las grandes ciudades, la calidad de su capital humano, organizacional, construido y presupuestal desmerece. Sobre todo si los servicios médicos son para poblaciones marginales en las sierras, las costas y entre las poblaciones indígenas.
 
También debe ser ponderado el papel fundamental que juega en la buena práctica médica el Medical Management. La organización interna de clínicas y hospitales (su capital social u organizacional) es bastante deficiente y llega a su nivel de total incompetencia en dos casos: cuando sus capacidades instaladas son exigidas por la sobredemanda de atención médica; o cuando las instalaciones están en las zonas periféricas de las grandes ciudades. Es cierto que todo tiene un límite, pero precisamente el Medical Management permite mejorar la capacidad de atención médica personal y en general mejorar la calidad media de todos los servicios. La llamada <administración de hospitales> en nuestro país es casi inexistente como profesión especializada y la gestión de clínicas y hospitales la llevan a cabo personas con buenas intenciones pero sin un Management profesionalizado.
 

La otra gran cuestión está formada por el capital construido, que involucra el equipamiento de las instalaciones médicas. Es cierto que en este sentido el déficit del país es enorme, pero sin duda una buena administración de los servicios médicos podría atenuar algunas carencias. Recordemos que en el sector salud la corrupción, la impunidad y la burocratización, como en el sector educativo, están presentes y en buena medida explican las deficiencias en infraestructuras y en equipamientos. Y cierra este tejido conjunto el capital presupuestal o financiero. Todos sabemos del déficit que en este aspecto tienen todas las unidades médicas.
 
Y sí, las instalaciones, los equipamientos, los presupuestos y las condiciones salariales influyen sobre la calidad de la atención médica. Pero influyen de manera distinta a la calidad del capital humano de los servicios de salud. En consecuencia, la presencia de la responsabilidad médica, es decir, la de cada profesional en lo particular en la calidad de los servicios médicos es incuestionable e ineludible. La mejoría del capital humano de los servicios de salud involucra a universidades y a instituciones públicas y organizaciones privadas, en las cuales ese capital humano ejerce su profesión.
 
La calidad de su organización para brindar servicios médicos de calidad recae sobre todo en los jefes de cada servicio especializado (divisiones médicas básicas, enfermería, laboratorios y demás) y en los niveles directivos de cada hospital y clínica. Y sin las infraestructuras y equipamientos adecuados, con personal que sea diestro en su manejo, resulta difícil brindar servicios médicos de calidad.
 

Tal vez todo lo aquí escrito sea demasiado conocido por todo mundo. Pero para fomentar la calidad integral de los servicios de salud resulta indispensable una gran auditoría, como la efectuada al sector educativo. Un diagnóstico de estas características permitiría establecer medidas de aliento a la competitividad médica y mejorar los derechos humanos del personal del sector salud. Esta sería la vía para defender de manera pertinente los derechos de los pacientes, que en la relación de poder entre ellos y los médicos y las instituciones, aparecen como las víctimas de los errores de las <jerarquías>; así, despersonalizadamente, como se acostumbra en México. Lo que sí desconocemos, todos, es qué hacen de especial las autoridades de los servicios médicos para que los veracruzanos tengan servicios de gran calidad, accesibles y confiables. ¿Por qué no ponen el ejemplo haciendo esta gran auditoría médica?