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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Hablando de tragedias
Francisco L. Carranco
26 de diciembre de 2016
alcalorpolitico.com
No acabábamos de lamentar la tragedia ocurrida en Tultepec, estado de México, donde por lo menos 35 personas fallecieron y otras tantas resultaron lesionados de gravedad, luego de la explosión causada por la pólvora en San Pablito, único mercado certificado por la Secretaría de Defensa Nacional para comercializar cohetes y juegos pirotécnicos.
 
El terrible accidente ensombreció las fiestas navideñas de ese pueblo y del país entero, por la magnitud de la desgracia, ¿qué pasó? Aun es la incógnita; el lugar contaba con las medidas necesarias para evitar, precisamente, un desaguisado como el que ahora conocemos, años atrás ese mismo mercado de cohetes había sufrido otra explosión con consecuencias fatales.
 
Los reportes periciales dan cuenta de que, efectivamente, esas medidas preventivas y dada la cultura del mexicano del “no pasa nada hasta que pasa” indican que a pesar de una reciente supervisión por autoridades del ejército, el 12 de diciembre, algo o alguien tuvo responsabilidad en la explosión.
 

No se han esclarecido los hechos y aquí en Xalapa, también, la tragedia alcanzó a la ciudad con un accidente que vuelve a encender las luces de alerta en contra del desorden y anarquía que existe con relación al tránsito vehicular en la ciudad que, dicho sea de paso, se ha vuelto tierra de nadie y en donde los permisionarios y autos de servicio público incluidos los piratas, arremeten contra todo y contra todos en las calles y avenidas, causando problemas y accidentes graves.
 
Lázaro Cárdenas, es una de las arterias más transitadas y con mayor aforo vehicular en la ciudad, desgraciadamente, es una de las avenidas que cuenta con los mayores índices de peligrosidad por la gran cantidad de vehículos que diariamente circulan por ella.
 
Ahí confluyen vehículos particulares, vehículos de servicio público de pasajeros en modalidad de taxis y camiones urbanos, pero también, automovilistas y transportistas, vehículos de carga pesados, que hacen una mezcla de alta peligrosidad cuando se conjuga el exceso de velocidad, las violaciones al reglamento de tránsito, la ausencia de agentes viales y el manejo irresponsable.
 

Latente permanece, siempre, el riesgo de un accidente de consecuencias funestas, como el que acabamos de vivir, en donde una pipa cargada con agua y a exceso de velocidad provocó un accidente que causó la muerte de cuatro personas y daños materiales a otros vehículos.
 
El daño colateral que causa este lamentable siniestro, es la exhibición de la ineficiencia que existe en la Dirección de Tránsito del Estado que, desde hace años, es una institución que sirve sólo a intereses económicos a favor de los prestadores del servicio público de transporte de pasajeros y de carga, obviamente, con una excepcional cuota de corrupción y negligencia que ahoga la ciudad con un exceso de vehículos de transporte camiones y taxis que causan gran tensión en la circulación vial, por la anarquía que han impuesto en el servicio público de pasajeros, ignorando a la autoridad.
 
Afortunadamente y para bien de la ciudad, el Gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, ha manifestado que el año que entra será analizado el problema de los permisionarios de taxis y camiones urbanos de pasajeros, que son los que provocan el mayor número de accidentes viales en la ciudad, considerándose ya, un problema de salud, seguridad y economía pública, por los daños que ocasionan en lo material y en lo humano.
 

En el accidente que nos ocupa en la ciudad, fue el exceso de velocidad con el que circulaba la pipa cargada con agua que, cuando quiso frenar para evitar el choque, éstos no le amarraron y se fue a estampar contra seis vehículos provocando la ignición de uno de ellos y cuatro personas murieron.
 
Las calles y avenidas están saturadas de vehículos de alquiler taxis y permisionarios de servicio urbano, hay un reglamento que rige la vialidad, pero, no se respeta, no hay agentes viales en las calles, los taxis en una gran proporción son de exfuncionarios públicos del gabinete anterior, o sea, los choferes se sienten intocables por esa situación y amedrentan a los agentes viales cuando aparecen, además, la ineficiencia de los burócratas de tránsito en las instalaciones de la Dirección General de Tránsito y Transporte, son verdaderamente retrógrados e inútiles.
 
Por lo tanto urge ordenar el tránsito vehicular, aplicar el reglamento en serio, fuera de mordidas y corruptelas de los patrulleros y motociclistas que sólo aparecen en los operativos antialcohólicos y sorprendiendo a los vehículos que no traen placas, luces fundidas o cometen una infracción menor, claro, estoy hablando de automovilistas particulares, comunes y corrientes.
 

Porque, dicen por ahí, que los taxistas agremiados a las corporaciones sindicales y adheridas a un partido político, presionan a las autoridades de Tránsito encubriendo las continuas violaciones del reglamento, en las que incurren los choferes de taxi, bajo el velo protector de un “arreglo” para el gremio.  
 
En la ciudad, circulan cerca de 9 mil taxis, más los de los municipios conurbados que entran a la ciudad a prestar servicio, un número indeterminado de vehículos de alquiler sin placas, además de las líneas de servicio urbano con camiones de pasajeros, las tradicionales y las consideradas foráneas, pero, que también trabajan en la ciudad en rutas urbanas.
 
Suburbio 1
 

Ojalá que se ordene este servicio indispensable para los usuarios, pero, dentro del marco legal, que se respete, principalmente el exceso de velocidad y la flexibilidad de la ley cuando infringen el reglamento de tránsito, digo, como un comentario urgente de atender.
 
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