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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Dónde está Duarte
Miguel Molina
20 de octubre de 2016
alcalorpolitico.com
Todos saben dónde está Javier Duarte de Ochoa y por eso nadie sabe dónde está el joven que tanto prometía y nada cumplió. El gobernador que hace seis años eligieron los veracruzanos (yo no voté por él) ahora es prófugo de la justicia y será objeto de burla y desprecio durante mucho tiempo.
 
Javier Duarte de Ochoa está en Canadá, está en Costa Rica, está en España, está en Brasil, está en algún lugar de Veracruz, tal vez en Ciudad Juárez o en Mérida, tal vez en Puebla o en la ciudad de México o en Coatzacoalcos. Todos lo vieron aquí o allá, cuando iba o llegaba, o el amigo de un compadre o el compadre de un amigo les dijo de buena fuente que así fue.
 
Javier Duarte de Ochoa se fue en un helicóptero de la Fiscalía General del Estado o en el de un líder campesino (porque el campo puede estar atrasado pero sus líderes nunca), se fue en una aeronave del gobierno del estado, se fue en el avión que le prestó un empresario o el otro, y que tenía listo desde hace tiempo en El Lencero, se fue en un par de camionetas grandes que todos vieron pero cuyas placas nadie registró. Tal vez hay alguien que lo vio irse caminando por la carretera a San Andrés Tlalnehuayocan.
 

Javier Duarte de Ochoa (cuyo paradero todos conocen, menos la Procuraduría General de la República) debe estar riéndose donde quiera que esté, si es que alguien en su condición puede reírse todavía.
 
Mientras aparece, se discute su fuero. Sigue siendo gobernador, aunque sea con licencia, dicen algunos, y eso le otorga inmunidad ante la justicia. Hay un nuevo gobernador, dicen otros, y eso anula la inmunidad de Duarte de Ochoa porque el fuero se aplica a quien ocupa el cargo. Cada quien interpreta la ley como quiere o como puede, sobre todo quienes no la han leído.
 
Mientras se discute el tema del fuero y se establecen sus alcances, el gobernador interino, Flavino Ríos, marca los límites de su responsabilidad y el tamaño de su administración: el estado necesita cuando menos once mil millones de pesos para sobrevivir hasta el día en que el gobierno cambia de manos, si es que cambia de manos.
 

Con ese dinero se pagarán las cosas urgentes (sueldos y otras prestaciones mayores y menores), y el gobierno que viene tendrá que encontrar fondos para saldar las deudas y rellenar los agujeros económicos que dejó el equipo del prófugo doctor Duarte, a quien al parecer de poco le sirvieron los estudios en la Complutense.
 
Pero no hay fondos para más. Y habrá menos si quienes manejan el brevísimo gobierno de Ríos no le aconsejan que el tiempo no está para giras ni para gastos que no tengan que ver directamente con el funcionamiento eficiente de la máquina burocrática. En fin.
 
Investigaciones
 

La curiosidad natural del reportero me llevó a buscar lo que ha publicado un académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana: Flavino Ríos Alvarado. No hallé nada. Al parecer, el Instituto no lleva – como en otras instituciones más serias – un registro de las publicaciones de sus investigadores.
 
Me pasaron a la Editorial de la Universidad Veracruzana, donde la mujer que me contestó la llamada me dijo sin titubeos que ahí tampoco hay registro de ningún ensayo, ningún artículo, ningún libro del investigador Ríos Alvarado. Google, la deidad de los reporteros, tampoco me ofreció información sobre el tema.
 
Pero la incapacidad de la UV – anclada al parecer en otro siglo donde no había tecnologías de la información y las instituciones no sabían quién hacía qué ni dónde ni para quién – es ya lo de menos, aunque sea lamentable.
 

Lo triste es que no se sabe qué ha escrito el gobernador interino sobre el sistema de leyes que rige al país y al estado, y compartir sus reflexiones sobre la cosa pública, que no es poca cosa, para saber por dónde va el asunto de los cuarenta días de gobierno, que será brevísimo pero tampoco es poca cosa.