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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
La crisis del totalitarismo veracruzano
Francisco L. Carranco
15 de agosto de 2016
alcalorpolitico.com
El totalitarismo democrático en Veracruz está en crisis. Queda ahí la pregunta o afirmación que todos los actores políticos y sociales observaron ante el desplante que hizo el Presidente de la República al gobernador, Javier Duarte, en la ceremonia de graduación de los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, en Antón Lizardo.
 
La visita del titular del poder ejecutivo federal era esperada con ansias porque, en el fondo, se esperaba el “tradicional” espaldarazo para el titular del Gobierno del estado para alejar dudas del destino del Gobernador y Veracruz en los meses por venir, luego de una polémica entrevista en la ciudad de México con Ciro Gómez Leyva, donde se presumió la gran amistad entre el Presidente y el Gobernador Duarte, así como la constante comunicación con él; ahí mismo se dijo que el estado de Veracruz tenía al jefe de las instituciones federales de lado de Veracruz y, obviamente, del Gobernador, sin embargo, la realidad, la dura realidad demostró otra cosa.
 
No es un hecho pasajero que el Presidente Peña, acudiera a Veracruz, como jefe supremo de las fuerzas armadas, a un acto protocolario en donde 132 graduados obtuvieron su pase al servicio militar naval del país, e ignorara por completo al Gobernador de Veracruz.
 

Un hecho inaudito en la administración peñista y, sobretodo, luego de que el gobernador había manifestado en esa entrevista, que el Presidente de la república era amigo del Gobernador de Veracruz y que tenía todo el apoyo del ejecutivo federal, nada de eso se vio, el Presidente cuidó que el amigo ni siquiera se le acercara.
 
Realmente, esa sensación está muy lejos de la presunción del Gobernador y para todos los observadores políticos y sociales del estado, país e, incluso, a nivel internacional, quedó muy claro que la Presidencia de la República, no quiere saber nada, por el momento, del Gobierno de Veracruz y mucho menos aparentar una relación cordial y de amistad con el Gobernador Duarte, por las consecuencias colaterales que pudiera percibir la ciudadanía, respecto a la esperada protección del aparato presidencial contra todas las imputaciones legales e ilegales que pesan sobre el ejecutivo estatal.
 
La forma es fondo, dice un refrán político cuya autoría se le atribuye a un gran estadista, Don Jesús Reyes Heroles, y que desde la instauración de la republica quedó como legado para interpretar todas las señales políticas de los principales actores que ostentan el poder político emanado de la cúpula de las instituciones.
 

Y este desplante que hizo el Presidente, Enrique Peña Nieto, en la casa de los veracruzanos y con un mensaje directo al Gobernador que, a partir de este momento, deberá tener la entrega del Gobierno con un pulcra transición, donde no haya ningún tipo de dudas para que Javier Duarte se pueda ir en paz. La paciencia se agota y no hay indicios del halo protector.
 
Ese gran evento militar naval, evidenció la frialdad con que el Gobernador será criticado en unos meses, cuando vuelva a ser ciudadano común y corriente, sólo estuvo en la ceremonia de graduación, sólo enfrentará el cierre de su administración, sin apoyo presidencial y sólo tendrá que resolver todos los problemas ocasionados por la corrupción y abuso de poder.  
 
La estructura Presidencial se está alejando de los gobernadores y exgobernadores incomodos a quienes se les imputan actos de corrupción como los ventilados en las últimas fechas, empezando por Rodrigo Medina, Humberto Morerira y otros 14 gobernadores recientemente denunciados por ilícitos contra el erario público.
 

En el ocaso del sexenio veracruzano el totalitarismo democrático, con el que gobernó Duarte, está a punto de colapsar, porque las características del régimen se desmoronan, todo el poder que tuvo como gobernador y como jefe de las instituciones incluidas la Fiscalía, el Congreso, la Judicatura y todos los que cobran con dinero público, dijera Manzur, son empleados del gobierno y sumisos al poder, están en riesgo de que se les aplique severamente la Ley.
 
La autoridad ejercida jerárquicamente que obligó al apoyo de las masas a través del partido, dejó de ser apoyo, ya que en la parafernalia democrática, precisamente, las masas votaron, en la última elección, en contra del PRI, tanto que el propio PRI nacional, se deslinda del gobierno estatal y miembros distinguidos de ese partido reclaman la exclusión de Duarte del Partido que lo postuló y lo hizo gobernador.
 
La voluntad popular presumida por Duarte en los últimos escarceos con los senadores veracruzanos, dijo que él había sido el candidato más votado, ahora los veracruzanos, casi todos, para no decir todos, lo quieren Botar pero en toda la extensión de lo que esa palabra significa.
 

Los medios le han volcado la espalda, principalmente, aquellos que durante el sexenio crecieron y se enriquecieron multiplicando la imagen autoritaria e intransigente, el boquete económico con deudas, desvíos y malversaciones son los acicates que este gobierno tiene y se publican a diario para que la opinión pública no olvide que el colapso del estado está latente.
 
Suburbio 1
 
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