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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
El perdón que no llegará
Francisco L. Carranco
25 de julio de 2016
alcalorpolitico.com
Vale más pedir perdón que pedir permiso, reza una vieja frase popular. Pero, nunca el señor presidente de la república, Enrique Peña Nieto y sus monosabios, pensaron en las estridentes repercusiones de esas palabras que “vestidas” de una hipócrita humildad traerían en este pueblo mexicano.
 
Hasta el momento ha habido señalamientos, denostación, enjuiciamientos, burlas, ofensas, crítica severa y todas las palabras que connoten malestar y agravio a los ciudadanos con ese pretexto de humanidad y humildad con que, el Presidente Peña, intentó impregnar en su discurso, como si fuera un fragmento melodramático o novelero, para apelar a la sensibilidad del público (los ricos también lloran).
 
El perdón, no es suficiente para México y al hacerlo, Peña Nieto, sigue debilitando la investidura que representa porque en este país, históricamente, los Presidentes no piden perdón ni se equivocan, son infalibles porque la figura presidencial envuelve al mandatario con valores supremos, intangibles, convirtiéndose en un ser todopoderoso que a su mando, para bien o para mal, las instituciones y sus dependencias funcionan para perpetuar el ejercicio del poder en términos absolutos del presidencialismo.
 

Por qué escogió la Casa Blanca, porque es el error más frívolo y mediatizado que demostró el alarde, la prepotencia, la arrogancia, presunción y arbitrariedad de lo que una familia presidencial y su íntimo circulo es capaz de hacer.
 
Una residencia de siete millones de dólares cuya compra, según Peña Nieto, fue adquirida cumpliendo con los tramites legalmente, sin embargo, la apreciación de la ciudadanía, el intento de ocultamiento de la transacción y un mal manejo mediático, evidenciaron los negocios que los personajes que ostentan el poder en este país puede hacer a espaldas de los ciudadanos.
 
El equipo de prensa, de Carmen Aristegui, saca a la luz el negocio que por el costo de la mansión y todos los antecedentes del constructor presupone una compra amañada, donde los intereses de la familia presidencial chocan con los intereses de un pueblo sumido en la precariedad económica.  
 

Se aclara que esa compra se realiza con el sueldo del esfuerzo y trabajo de la propietaria del inmueble, durante su paso por Televisa, pero la gente no cree es esa acción y se empieza a preguntar cuántos otros negocios, transacciones, y operaciones económicas existen entre las cúpulas gubernamentales, empresas y personas que representan también otras cúpulas empresariales que siempre están dispuestas a trabajarle al gobierno para ganar más riqueza, pero al margen de la transparencia.
 
La Casa Blanca representa para Peña Nieto, el error más simple porque sólo es tráfico de influencia y dinero. Subestimó a los mexicanos porque creyó que con esas palabras hipócritas, de tristeza fingida (que recordaron al Presidente López portillo cuando lloró lágrimas de cocodrilo) iba a convencer a los melodramáticos mexicanos súbditos de las telenovelas, quizás, algunos sí creyeron en el ornamental arrepentimiento.
 
Pero los otros mexicanos, los que piensan, los académicos, los clasemedieros que aspiran a una vida mejor, los que van a la universidad, que luchan en el día a día, que trabajan, que se superan, los que son profesionales, que creen en la democracia, defienden los derechos humanos y el medio ambiente, que están al margen de la clase política, que ven un pueblo pobre y con hambre; hambre de justicia, de oportunidades, de equidad, respeto y que votan…
 

Todos ellos no creen en el perdón del Presidente, cuando se persigue judicialmente a los autores de la investigación periodística que dio paso al escándalo Casa Blanca; las disculpas son insuficientes cuando hay casos como la reforma educativa que está a punto de explotar por intransigencias políticas, en donde habrá muertos si no hay arreglo; o los desaparecidos en varias entidades con investigaciones ministeriales amañadas, la injerencia del crimen organizado en los estados, la violencia, el resquebrajamiento del poder político hasta la ineficiencia del gobierno federal, que decir del hartazgo por tanta corrupción e impunidad en la espera política federal, en los estados y municipios…
 
Cómo puede haber clemencia, señor Presidente, cuando vemos que no hay progreso ni desarrollo en el país, cuando se tutela la impunidad y la corrupción como si fuera una potestad divina y que, eso sí, el estado sí perdona todo tipo de excesos autoritario en las entidades federativas en contra de los ciudadanos, porque son del mismo partido político.
 
Como puede haber consideración cuando se observa la consolidación del poder político como una elite autoritaria que divide las clases sociales, nuevamente, en este país, en los que tienen mucho, los que apenas tienen y los que nada tienen.
 

Los errores cometidos no alcanzan, ni caben en la palabra perdón, porque nadie en este país puede olvidar los agravios cometidos por la acción y omisión de la autoridades federales, la Casa Blanca, sólo encendió el encono que generan los tristes errores, uno tras otro, que va dejando este sexenio. Por supuesto que no habrá perdón.
 
Suburbio 1
 
No pidió perdón, pero dijo que no era lo que él esperaba… hizo cosas que no debió hacer.
 

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