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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Campañas y promesas vanas
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
28 de abril de 2016
alcalorpolitico.com
Recientemente escuché una declaración del minicandidato a minigobernador por un partido que se llama Movimiento ciudadano. No sé qué ciudadanos mueve ese partido, como nunca he entendido el significado de los nombres de los partidos políticos: Partido de Acción Nacional (¿?), Revolucionario Institucional (¿?), de la Revolución Democrática (¿?), Verde Ecologista (¿?), Alternativa Veracruzana (¡!), Nueva Alianza (¡!), Movimiento de Regeneración Nacional (¡¿?!), etc. Ojalá alguien hiciera el análisis semántico de esos disparates. Pero, independientemente de estos engendros nominativos, el minicandidato de referencia hablaba de la situación de discriminación de (muchas de) las mujeres veracruzanas y ofrecía y prometía que él va a remediar de raíz esta situación, si llega al poder. Incluso dijo que acabará con la desproporción que existe entre los salarios que devengan un hombre y una mujer, aun en el mismo puesto de trabajo.  
 
Y así como no entiendo lo que quieren decir los nombres de los partidos políticos, así tampoco puedo comprender cómo el minicandidato de ese movimiento va a hacer eso que prometió. ¿Convencerá a todos los patrones para que paguen lo mismo a hombres que a mujeres? ¿Expedirá una ley (¡una más!)? ¿Los amenazará con aumentar el impuesto a la nómina? ¿Omitirá pagarles lo que el gobierno les debe? ¿Ya no les comprará a precios inflados? ¿Ya no les pavimentará los accesos a sus propiedades, mansiones y empresas? ¿Dejará de avisarles cuando vaya a haber subasta de obras? ¿Ya no les dará cargos públicos para sus mirreyes y entenados? ¿Ya no irá a las bodas de sus hijas? ¿Les quitará los guardias personales que el pueblo paga?  
 
Lo ignoro, pero esa promesa descabellada me hizo pensar en la sarta de despropósitos con que estos señores tratan de convencer al pueblo elector de que ellos sí son los buenos. Y ahora se les suman los minicandidatos a minidiputados (que llamo así no por la duración de su cargo sino por las pocas luces y el reducido tamaño que muestran en su quehacer). Todos, al unísono, avientan frases «célebres» («unos son bandidos y otros ladrones»), enhebran peroratas vacías («rescataremos la confianza de los veracruzanos»), promesas vanas («los que robaron irán a la cárcel»), viles mentiras («erradicaremos la pobreza»), etc., etc.
 

¿Por qué estos señores minicandidatos no son más explícitos y concretos, y veraces? Por ejemplo: ¿por qué no aclaran de dónde van a obtener el dinero para pagar la infame deuda con que los gobiernos de la terna trágica (Alemán-Fidel-Duarte) han embargado al Estado? ¿Cómo harán para que todos los enfermos que van al IMSS, al ISSSTE o a los hospitales «civiles» puedan adquirir sus negadas medicinas? ¿Quién les va a dar dinero para rescatar de la postración los servicios de salud, educación, trabajo, seguridad, alimentación? ¿El presidente de la república? ¿El secretario de Hacienda? ¡Ellos quisieran tener más para sí! ¿O tal vez el rubicundo Carstens les avisará de las subastas de dólares? ¿O van a inventar nuevos impuestos? ¿Van a aumentar el costo de los servicios públicos? ¿Van a expropiar el impuesto predial y el agua potable a los municipios y aumentar las tarifas? ¿Van a inventar cambio de placas de los automóviles? ¿Van a incrementar otra vez el precio de las verificaciones vehiculares y de las licencias de conducir? ¿Van a seguir vendiendo, con un mayor costo, las notarías públicas, las placas de taxis, las concesiones de transporte público, las concesiones para abrir escuelas, las candidaturas a cargos públicos? ¿Van a seguir cobrando –y aumentando– ese anticonstitucional impuesto «para el fomento de la educación», del que jamás nadie ha rendido cuentas ni ha dicho –¡de tonto!– a dónde va ese dinero? ¿Van a endeudar aún más al Estado? ¿Les darán la concesión para la venta de mariguana, promovida por Peña y Chong?
 
Porque, entendamos de una vez: no hay más de tres sopas en eso de los dineros: o más impuestos o más deuda o dádivas del gobierno federal. Esta última sopa está agria desde ya…
 
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