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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Tenemos el problema ¿cómo lo resolverá el candidato?
Francisco L. Carranco
28 de marzo de 2016
alcalorpolitico.com
La baraja electoral empieza a mostrar las cartas de quienes serán los candidatos que buscan el remplazo de Javier Duarte, como gobernador del estado de Veracruz, un verdadero reto para el que gane, porque el estado sufre la peor crisis económica y social de todos los tiempos.
 
Los perfiles, de cada candidato, ofrecen una perspectiva de cómo será el ejercicio del “poder” o mejor dicho, cómo será la forma de ejercer la responsabilidad de gobernar y encaminar las políticas públicas para restablecer el orden financiero y el orden público.
 
Comprometidas las participaciones federales por el pago de servicio de deuda contraída, recurrentemente, por el estado para solventar adeudos históricos, el candidato deberá ofrecer desde el principio de su campaña, las posibilidades reales de lograr, por lo menos, que el mini presupuesto que llegará a las arcas, el próximo año, sea suficiente para equilibrar las finanzas e iniciar una nueva era de desarrollo para el estado y sus habitantes con el mini gobierno.
 

Esto quiere decir que el cabildeo, para atraer recursos frescos para la operación del Gobierno, debe ser contundente con propuesta y estrategia para convencer al gobierno federal de que hay que inyectar dinero a las arcas estatales para que, éste a su vez, pueda detonar, con la inversión pública, la revolvencia económica que detenga la quiebra del estado y que los ciclos económicos puedan dinamizarse para que el dinero circule y se estimule la inversión, el consumo y el gasto.
 
Con ello se detendrá la escalada de pobreza, por falta de recursos, para lo más básico y que está obligando a la gente a delinquir desde robar para comer hasta el fraude, extorsión y otras formas ilícitas de obtener dinero.
 
En unos días hemos conocido la punta del Iceberg de los adeudos, empezando por la Universidad Veracruzana y su escandalosa deuda por más de dos mil millones de pesos, el SAT que está requiriendo al estado por no pagar los impuestos por concepto de ISR de los burócratas y profesores; empleados de finanzas que toman las oficinas donde trabajan para que les paguen algunas prestaciones, profesores que se les debe sueldos, salarios, primas y prestaciones, constructores que hacen largas filas para cobrar obras terminadas hace dos o tres años, proveedores de bienes y servicios que se les adeuda también, campesinos que llegan, cotidianamente, a Sedarpa, a pedir el pago de sus proyectos y apoyos, demandas laborales por despidos y reducciones arbitrarias de salario y un largo etcétera de grupos y empresas que exigen pago de adeudos.
 

El problema es el dinero, no hay dinero del presupuesto que la federación manda al estado, tampoco el que se genera por ingresos propios, no hay dinero. Y no hay dinero porque la práctica actual sobre la asignación de recursos tiene un fin negro.
 
Negro, porque el dinero no se utiliza para que el aparato económico del estado funcione. Alguien o “alguienes” si me permiten la aberración, están disponiendo de dinero (recursos) prematuramente, sin asignarse a las dependencias, ni proyectos, ni programas, ni específicamente a ningún área susceptible de operación.
 
El dinero que llega o llegó a Sefiplan pasa por un proceso extraño de desaparición, el cual inexplicablemente, llega a Finanzas y ahí mismo, misteriosamente desaparece, cómo a la fecha no se ha detectado ni por los órganos fiscalizadores de la federación, mucho menos, por los entes fiscalizadores del estado, el continuo desvío de recursos a las alforjas personales de un grupúsculo de funcionarios vivales, que creen en la salvación por obra y gracia del preciso por la negociación con el candidato que gane, según lo evidencian las históricas sucesiones dentro de los gobiernos estatales bajo el mandato presidencial del PRI, que prohíbe barrer pa atrás.
 

De 1976 a la fecha, los regímenes en descomposición que han gobernado el país, han dejado evidenciar que las clases políticas, construidas a base de corrupción e impunidad, entretejen lazos sólidos como una “hermandad del mal” conformada con recursos económicos, sustraídos al estado, que son utilizados para el enriquecimiento ilícito, mantener la impunidad, socavar la procuración y administración de justicia, bajo la mirada tolerante de la suprema autoridad, creando una clase política de elite.
 
Total, todos los que trabajan para el estado son el estado, además cómplices en el ejercicio público del poder y los negocios, la sociedad está abandonada y cada día más lejana del estado democrático.  
 
La brecha es enorme y cada día se separa más, por un lado, los menos en el gobierno con todos los recursos y, por el otro, la sociedad que protesta por la falta de liquidez que se necesita para acelerar el círculo económico y la sobrevivencia.
 

Dos años no serán suficientes para el candidato ganador de la mini-gubernatura para resolver la situación de la entidad, principalmente en lo económico.
 
A partir del 5 de abril se podrán conocer las plataformas políticas, necesarias para que el pueblo conozca las posibilidades de remiendo que tendrá, el que resulte gobernador, para que Veracruz no acabe en el colapso y su pueblo sin dinero en los bolsillos.
 
Quien de los candidatos, Héctor, Miguel, Armando, Cuitláhuac, Juan o el Pipo, podrán gestionar liquidez monetaria inmediata, para enfrentar la sombra de la quiebra estatal, pagar sueldo y salarios, mantener los empleos, pagar adeudos y fomentar el gasto público para que las ciudades y municipios tengan a tiempo sus participaciones.
 

¿Quién será, cómo le va hacer y cómo me va a convencer?
 
Suburbio 1
 
Se le complica a la fiscalía y al juez la resolución del caso de los Porkis, ya es asunto internacional y el tinglado de la extorsión está muy débil, ¿habrá acaso un juez que dictamine la inocencia de los jóvenes descarriados?
 

fl. [email protected]