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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Se entenderán las palabras del Papa Francisco
Francisco L. Carranco
15 de febrero de 2016
alcalorpolitico.com
Me están oyendo… pareciera reclamar el Papa Francisco a la elite política, empresarial, cultural, social, industrial, transformadora, todos ellos aglutinados alrededor del distinguido visitante que, como representante de la Iglesia católica, en un mensaje de misericordia señala la necesidad de que las cúpulas políticas y empresariales hagan algo, pero, para todos, que los privilegios no sean nomas para unos pocos.
 
Lo sintetiza de una manera espectacular cuando dice en pleno Palacio Nacional y dirigiéndose al primer mandatario, Enrique Peña Nieto, “En su persona, señor Presidente, quiero saludar y abrazar al pueblo mexicano en sus múltiples expresiones y en las más diversas situaciones que le toca vivir. Gracias por recibirme hoy en su tierra”
 
En consecuencia las iniciativas, como las reformas enviadas al congreso para la modernización de México, el país necesita, también y urgentemente, de instrucciones precisas y acciones que demuestren la voluntad del pueblo de México en la figura del Presidente de la República, para enfrentar los temas torales que el mismo Pontífice señala; “un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos; capaces de empeñarse en el bien común, este bien común que en este Siglo XXI no goza de buen mercado”.
 

Y agrega el Santo Padre, “La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e, incluso, el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
 
Nunca sabremos si los presentes en esa Bienvenida, del Pastor de la Iglesia Católica, se sintieron aludidos, porque hay que recordar que el problema social más severo que atraviesa México es la gran brecha entre los que tienen mucho y los que poco tienen.
 
La visión universal de un México que tiene gran diversidad cultural, juventud, territorio, recursos naturales, historia y riquezas culturales propicias para sostener un desarrollo constante, pero, que, por cerrazón del individualismo, han abandonado el interés común para hacer de México un país competitivo y desarrollado.
 

Cuántos años tiene el México de ser país en vías de desarrollo donde, en la pirámide económico y social, solo la cúpula acceso al primer mundo a costa del resto de los mexicanos que sienten como el país se sume en la crisis económica y los ciudadanos bajan, cada vez más, a ocupar la base pero con más pobreza a cuestas.
 
Una cultura ancestral y un capital humano esperanzador, como el vuestro, tienen que ser fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes, capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario, dijo el Papa Francisco.
 
Más claro, ni el agua, ese diálogo tiene que empezar por establecer una política, pero, política humana donde haya más integración que segregación, romper los esquemas de ser un pueblo jodido para esperanzar a los mexicanos en recuperar el patrimonio culturar y las ganas para sobrevivir con mejores indicadores sociales y de vida.  
 

A los dirigentes de la vida social, cultural y política les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimentos, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz.
 
Todos los temas olvidados por las clases político gobernantes que han dejado que todo pase, como si no pasara nada y como si el pueblo no necesitara nada, esperando siempre que los políticos cumplan las promesas que, de antemano, sabemos que no llegarán.
 
Y esto no es sólo asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras, siempre necesarias; sino de urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro, como corresponde en la causa común de promover el desarrollo nacional.
 

Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias, tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales.
 
Le aseguro, señor Presidente, dijo para finalizar el Papa francisco, que en este esfuerzo, el Gobierno mexicano puede contar con la colaboración de la Iglesia Católica, que ha acompañado la vida de esta Nación y que renueva su compromiso y voluntad de servicio a la gran causa del hombre: la edificación de la civilización del amor.
 
Bienvenidas sus palabras Papa Francisco, esperemos que los invitados a su recepción entiendan la profundidad de lo que, usted como pastor universal, quiso decir para que los “líderes” de este país se pongan a trabajar por el ansiado bien común.
 

Suburbio 1
 
No podemos negar el reencuentro, que no reconciliación, de los mexicanos con la fe en la figura de Francisco.
 
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