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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Defender la memoria
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
4 de febrero de 2016
alcalorpolitico.com
«Cuando no queda casi nada, queda defender la memoria», expresó en una carta abierta Mirtha Luz Pérez Robledo, madre Nadia Vera, joven asesinada hace seis meses en la colonia Narvarte de la ciudad de México, hecho del que no existe ninguna explicación creíble de parte de las autoridades responsables. En esa carta, la señora Mirtha Luz exige «la búsqueda de la verdad, no nuestra verdad, no la verdad institucional, sino la verdad surgida de una investigación seria, justa, sin intereses políticos ni personales, sin dinero de por medio; una investigación clara, diligente, exhaustiva».
 
La búsqueda de la verdad, la lucha por no perder la memoria, por impedir el olvido que ha sido un permanente principio de desgracia para nuestra sociedad y principal recurso al que acude el sistema, la autoridad irresponsable, para no cumplir con su deber de gobernar para el bienestar común.
 
Quizá sea la sobresaturación de noticias funestas la que termina por agotar de tal modo las neuronas que estas se vuelven incapaces de sorpresa, de admiración, principio y punto de arranque indispensable de la búsqueda de la verdad.
 

A este olvido institucionalizado se acogen quienes esperan confiados en que su viscosa neblina siga embotando de tal modo nuestra capacidad de admiración que sigamos creyendo en que alguno de los que pretenden erigirse en minigobernador o diputado logrará que la esperanza («más ancha que las aflicciones», según el priísta Yunes) pueda renacer, por lo menos en un buen porcentaje de la población jarocha.
 
No dudamos que la mistificación de la realidad y la confianza en que el pueblo olvida aun lo peor que le han hecho son caminos ampliamente socorridos y muy bien aprovechados por quienes disfrutan de sus beneficios. Pero lo que no sabemos es cuándo aparecerá el límite, cuándo la desmemoria decaerá y se empezarán a cobrar las montañas de facturas pendientes. Por ejemplo: hemos olvidado que los diputados locales, ahora en vías de graciosa huida, fueron quienes aprobaron el espantoso endeudamiento del estado, las leyes contra los derechos de las mujeres, las leyes contra los pensionados, el vicioso reglamento de tránsito, las leyes contra los usuarios de las redes sociales y encubrieron todos los desmanes habidos y por haber.
 
La pregunta obvia, pero fatal, es: ¿de qué partido político eran, son esos diputados? ¿No son los mismos que comen y beben en restaurantes y cantinas y andan por las calles veracruzanas? ¿No son los mismos que hace unos años ambularon con franciscana humildad pidiendo el voto, nuestro voto, diciendo y prometiendo sencillez, honradez, progreso, educación, trabajo, bienestar para todos? ¿No son los mismos que iban a barrer la casa de arriba para abajo, cerrar el cajón de los dineros y gobernar con moderación y eficacia?
 

La realidad, esa terca realidad a la que él mismo acude, desgraciadamente contradice lo dicho por el candidato panista a minigobernador (­­«Los veracruzanos ya no le apostamos al olvido­­, sino a la realidad»).
 
Necesitaríamos hacer lo que nadie suele: tomar los periódicos de hace tres, seis años y releer aquellos discursos, aquellas promesas, aquellas peroratas tan encendidas que se convirtieron en mentiras mayúsculas ya establecidos en el ejercicio del poder.
 
Y si hay alguna duda leamos esto: «En el PRI ni en sus aliados existen confusiones ideológicas que se ocultan tras la ambición desmedida, aquí sí tenemos un proyecto de desarrollo. No vamos a permitir que el egoísmo, la arrogancia y los intereses perversos afecten al partido. También sabemos que hoy la democracia no puede apoyarse solamente en partidos y necesita apuntalarse bajo el compromiso y la capacitación social. Por ello realizaremos una gran alianza social para alcanzar la victoria electoral», palabras de un carcamán de la política palaciega, quien luego admitió que hace falta recomponer el rumbo en Veracruz, ante lo cual mencionó que los priístas saben reconocer las demandas añejas de la sociedad y los reclamos que se escuchan en las calles. (http://www.jornadaveracruz.com.mx/1/2/16). Y quien dijo estas inverosímiles frases fue el «nuevo» dirigente del «nuevo» PRI estatal, quien ha medrado en el pri-gobierno por lo menos desde hace cuarenta años y ahora es persona de confianza del real candidato de ese partido a minigobernador.
 

Y no hablemos de los otros partidos, en donde el ventarrón hace que vuelen los cometas políticos, que solo aparecen cuando se trata de lucir la efigie y nunca para defender los derechos ni siquiera de sus electores.
 
¿La esperanza es más ancha que las aflicciones o la desmemoria es más ancha que todas las desvergüenzas?
 
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