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Columnas y artículos de opinión
Café científico
El cumpleaños de Lucy y dos teorías centenarias
Paula Ximena García Reynaldos
27 de noviembre de 2015
alcalorpolitico.com
Esta semana se conmemoraron varios aniversarios muy importantes para la ciencia: dos de ellos se celebran el mismo día, el 24 de noviembre, uno más el día siguiente, el 25 de noviembre; dos de ellos son particularmente importantes para la biología, el otro para la física; dos de ellos están relacionados con publicaciones, uno de ellos con un descubrimiento y sobre todo, dos de ellos están relacionados con dos teorías científicas que cambiaron en buena medida cómo entendemos nosotros el Universo y nuestro lugar en él; y aunque dicho así parezca que fueron muchísimos aniversarios, aquí adelante veremos que fueron sólo tres.
 
El martes pasado se cumplieron 156 años de la primera edición del libro que sentó las bases para la biología evolutiva: su título original cuando fue publicado el 24 de noviembre de 1859 fue “On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Presevation of Favoured Races in the Strugle for Life”, y se siguió publicando con ese enorme título hasta su sexta edición de 1872, en dónde se acortó al título como lo conocemos actualmente “El origen de las especies”.
 
En este libro, escrito por el naturalista inglés Charles Darwin, están presentadas y organizadas sus ideas sobre evolución de los seres vivos, su Teoría de la Evolución, a la que llegó a partir de sus observaciones y recolección de especímenes que hizo en un viaje de expedición -en la década de los años 1830- en el bergantín de la Marina Real Británica, el HMS Beagle.
 

Desde mediados del siglo XIX ya había otros científicos con ideas sobre la evolución, como Alfred Russell Wallace, que en 1855 publicó un artículo sobre cómo los patrones de distribución de diferentes especies de fósiles podían explicarse si se consideraba que todas venían de una misma línea. Darwin mismo conocía las ideas de Wallace e incluso fue advertido en 1856 por su amigo el geólogo Charles Lyell de que debía publicar cuanto antes sus datos y conclusiones del viaje del Beagle, para mostrar que sus ideas, aunque parecidas a las de Wallace, eran independientes.
 
Sin embargo Darwin se tomó más tiempo para concluir su libro, el cual además escribió con la intención de llegar a un público no especializado, lo cual seguramente contribuyó al impacto que logró: su primera edición tuvo un éxito absoluto, pues todos ejemplares impresos se agotaron apenas salió a la venta. Y aunque tuvo un tiraje modesto, de 1250 ejemplares, se podría decir que fue un best seller pues durante los años subsiguientes se hicieron muchas nuevas ediciones y reimpresiones, Darwin incluso pudo conocer las ediciones internacionales en otros idiomas: francés, alemán, sueco, polaco, húngaro, serbio, danés y por supuesto español -en 1877-.
 
Y aunque ciertamente el éxito no fue lo único que pudo ver Darwin después de la publicación de su libro -tuvo muchos detractores-, definitivamente lo volvió muy famoso.
 

Famoso como Lucy que celebró su cumpleaños 41 el martes pasado, aunque realmente no pudo apagar las velitas en un pastel y realmente es un poco más mayor que lo que podemos pensar: pues Lucy es el esqueleto fosilizado de un homínido, originario de Etiopía, que fue descubierto el 24 de noviembre de 1974, mientras en el radio sonaba el éxito de los Beatles Lucy in the sky with diamonds, por lo que al paleontólogo Donald Johanson que participó en el descubrimiento, le pareció adecuado llamarla así.
 
Este fósil humanoide, ejemplar de la especie Australopitecus Afarensis, tiene alrededor de 3.2 millones de años de antigüedad, y se considera uno de los ancestros conocidos más antiguos, del género Homo, al que pertenecemos los seres humanos y por lo tanto su descubrimiento también marcó un hito en la biología evolutiva.
 
Los restos de Lucy permanecen en el Museo Etíope de Historia Natural, en Addis Abeba, en donde no se pueden observar directamente, sino sólo a través de una cámara de seguridad, aunque eso no fue objeción para que en 2007 el gobierno de Etiopía decidiera que Lucy hiciera una gira por Estados Unidos, donde estuvo hasta el año pasado, visitando varias ciudades de ese país. Finalmente parece que Lucy sí que es una estrella (tanto que incluso se hizo merecedora de su propio doodle de Google el martes pasado).
 

Al día siguiente del cumpleaños de Lucy, se cumplieron 100 años de otra publicación muy importante: en la revista de la Academia Prusiana de Ciencias de Berlín, el 25 de noviembre de 1915 se publicó el artículo “Erklärung der Perihelbewegung des Merkur der allgemeinen Relativitätstheorie”, que era el resumen de una conferencia sobre la “Explicación del movimiento de perihelio de Mercurio a partir de la Teoría de la Relatividad”, que había dado Albert Einstein apenas una semana antes y en el que presentaba una parte de su Teoría de la Relatividad, además de que ese mismo 25 de noviembre, envió un artículo más a la Academia Prusiana de Ciencias “Die Feldgleichungen der Gravitation”, en el que presentaba las “Ecuaciones de campo de la gravitación”, una parte central en el desarrollo de su Teoría de la Relatividad General.
 
La Relatividad General era una continuación de la Relatividad Especial, que Einstein había presentado 10 años antes, en la que planteaba que tiempo era una dimensión más, sumada al espacio y que la velocidad de un observador modifica su percepción de estas dimensiones, y que la velocidad de la luz debía ser una constante física universal. Con la ampliación de la Relatividad General, Einstein planteó que la cantidad de materia, o masa de un objeto, no sólo tenía que ver con la atracción gravitatoria que ejercía sobre otros, sino que si un objeto tenía suficiente masa, su gravedad haría que alrededor de él se curvaran las dimensiones del espacio y el tiempo, de forma más o menos análoga a lo que sucede si en un pañuelo estirado por sus cuatro esquinas (que representara el espacio-tiempo), dejáramos caer una canica pesada: el pañuelo cedería al peso de la canica, curvándose.
 
Estas revolucionarias ideas de Einstein, tanto lo hicieron famoso, como le trajeron también detractores, pero sobre todo cambiaron la forma de entender y estudiar el Universo y siguen influyendo incluso en nuestra vida diaria, aunque poco lo notemos: en los Sistemas de Posicionamiento Global, GPS, se deben utilizar las ecuaciones planteadas por Einstein en su Teoría de la Relatividad, pues existe una dilatación gravitatoria del tiempo ocasionada por la masa de nuestro planeta, que debe tomarse en cuenta para conseguir una adecuada localización en la Tierra a partir de los satélites utilizados para eso. Así que la próxima vez que estén perdidos o no encuentren como llegar a su cafetería favorita y recurran a su teléfono inteligente para que los ayude, recuerden agradecerle a Einstein.
 

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