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Sección: Estado de Veracruz

“Los maestros me pasaban para no verme” dice Luis Enrique quien aprendió a leer en secundaria

- Por tener problemas de lenguaje, pronunció sus primeras palabras a los 8 años; hoy estudia en el CECATI

- También Jairo Lara, es otro joven discapacitado que está aprendiendo el oficio de serigrafía

Rodrigo Barranco D?ctor Veracruz 31/08/2014

alcalorpolitico.com

Con orgullo, Luis Enrique Rodríguez, muestra sus tres medallas de bronce ganadas en la pasada olimpiada para personas con capacidades diferentes en Aguascalientes. Él es parte del alumnado que cursa algún oficio en del Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI) No. 42, ubicado al norte de la ciudad de Veracruz.

En apariencia es un joven de 21 años como cualquiera, pero la realidad es que su vida ha estado plagada de burlas y abusos por tener problemas de lenguaje. A diferencia de los demás, él dio sus primeras palabras a los 8 años.

En la actualidad logra comunicarse con dificultad para pronunciar algunas palabras, sin embargo, ahora que cuenta con el apoyo de sus maestros sabe que, con terapias, puede lograr hablar con normalidad en algunos años.



Luis Enrique forma parte de los 250 estudiantes con capacidades diferentes que acuden todos los días a clases al Cecati 42. Por ahora, estudia repostería, ya pasó por el “Aula Poeta” y espera, este lunes, empezar el bachillerato para acabar su educación básica.

Y es que, el joven llegó hasta secundaria sin saber leer ni escribir bien porque, cuenta, sus profesores lo pasaban de año con tal de no tener que lidiar con su discapacidad.

“Fui a la escuela antes pero me hacían bullying, me hacían cosas groseras. Los maestros de la otra escuela me decían ‘ya tú acabaste la secundaria, la primaria, ya pásale a otro salón’, nada más me pasaban así, como que decían: ‘ya acabaste este año, pues vámonos’, y así acabé pero no aprendí nada”, lamentó.



Jairo Lara Rodríguez, es otro joven que acude a aprender el oficio de serigrafía y que también será parte del alumnado del nuevo bachillerato. Él tiene que moverse en una silla de ruedas que, hasta ahora, no le truncado sus sueños de ser una persona independiente en un futuro.

“Es difícil que él vaya a una escuela para la mayoría porque no todos los maestros están capacitados para atenderlos. Estudió secundaria y primaria en escuelas regulares. Los maestros se desesperaban, maestros comprometidos y preparados hay muy pocos. Sufrió bullying por parte de sus compañeros, maestros hasta los directivos de las escuelas.

“Si había voluntad de ayudarnos, pero realmente cambiar pensamientos ya arraigados es muy difícil, entonces nosotros para no complicarnos pues buscaos otras opciones educativas”, dijo Elvira Rodríguez Hernández, madre del menor.



Aunque lamentó que muchas de las escuelas a donde fue su hijo no contaban con la infraestructura necesaria para atenderlo, reveló que por esa razón trató de educarlo pensando en que él se tiene que adaptar al mundo para salir adelante y no al revés.

“Nosotros lo hemos educado a la manera de que él tiene que ganarse sus propios recursos, por eso es que nosotros lo llevamos a la escuela, le enseñamos que todo el trabajo es digno, y ellos tienen, y pueden, hacer muchas cosas”, afirmó.